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España España · K-PAX
Voto de PROT:
2
Romance. Comedia Carl Allen (Jim Carrey) se ha inscrito en un programa de autoayuda cuyo principio básico consiste en decir "sí" a todo, sea lo que sea. Gracias a este método, la vida de Carl se transforma de modo inesperado y emocionante; pero pronto descubre que abrir su existencia a un sin fin de posibilidades también puede implicar ciertos riesgos... (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2009
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jim Carrey pertenece a ese grupo de actores a los que, incluso resultándome simpáticos a más no poder (confieso que de Carrey me rinde su inconfundible humor y su mueca imperecederamente divertida), no tengo en demasiada alta estima por cuanto a su calidad interpretativa se refiere.
Adoro al Jim Carrey alborozado porque hace de Jim Carrey, pero cuando por exigencias del guión se pone dramático, aun solventando la papeleta con cierta suficiencia, no pierde a mi juicio un lastre que, como eminente comediante que es desde el principio, arrastrará quizá y por desgracia durante toda su carrera.
El fiasco que supone el visionado de DI QUE SÍ, no obstante, no es en ningún caso atribuíble al canadiense, que cumple como es normal con garantías con el festival de muecas que –imagino- desde la dirección se le solicitó, y termina con su desparpajo innato la interpretación de otro de aquellos personajes que desde los albores de la historia del cine cambia su modo de proceder por un acontecimiento sorprendente.
El acontecimiento sorprendente en este caso es, para el personaje de Jim Carrey, una reunión en la que todos y cada uno de los asistentes se embelesan con las palabras de un Terence Stamp en caída libre que les conmina en todo caso a decir que sí o a decir que sí.
A partir de ahí, y como se ha apuntado, el protagonista, de inicio huraño y esquivo, se transforma en un ser angelical que no se opone nunca a nada y que se convierte a la sazón en novio ejemplar, amigo descomunal, exmarido correctísimo y héroe municipal.
Guión martilleado hasta el extremo, secundarios horribles con mención especial para Rhys Darby, chistes manidos hasta el extremo, situaciones calcadas a situaciones de otras cintas que sí fueron buenas y una Zooey Deschanel que es muy mona pero que da la sensación de estar todavía ahí por las favores que en Hollywood se le puedan deber a su padre, consumen las tres partes de su hacienda. La cuarta, como ya he escrito, es Jim Carrey, que está bien.
Yo digo que no. Y que caigan sobre mí todos los anatemas reservados para los infieles taxativos.
PROT
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