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Voto de El Extranjero :
2
7,0
18.907
Drama
Ambientada en una isla remota frente a la costa oeste de Irlanda en 1923, narra la historia de dos amigos de toda la vida, Pádraic y Colm, quienes se encuentran en un callejón sin salida cuando Colm pone fin a su amistad de un modo abrupto. Un Pádraic atónito, con la única comprensión de su hermana Siobhán y del simple Dominic, se esfuerza por reconstruir la relación, negándose a aceptar las negativas de su amigo de siempre. Cuando Colm ... [+]
11 de febrero de 2023
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me hubiera gustado poder escribir algo más entusiasta acerca de una película que es clasificada como comedia negra, pero a mi me ha parecido bastante deprimente, pesada y desagradable. El ritmo es muy lento y ningún personaje cae especialmente bien, los diálogos no me hacen gracia y no me sumergen en una película en la que escasean los acontecimientos narrativos.
Hay dos frases que te sacan una sonrisa, pero ya. Me esperaba un duelo interpretativo memorable y vibrante, pero resulta el personaje Farrell (viene de hacer la estupenda 'The Gentleman' en la que daba vida a un criminal ingenioso y divertido) es un individuo que bordea el atraso mental, lo cual le quita bastante emoción a la cosa.
En esta película actúan tres actores que trabajaron en 'Calvary', y los tres tenían personajes más agradecidos en esa que digo que en la que nos ocupa (el propio Gleeson era un sacerdote que no tenía reparos a la hora de mostrarse sarcástico e impertinente si la ocasión lo requería, aquí solo me hizo gracia cuando le reprocha a Farrell el ser capaz de hablarle durante dos horas, y de manera ininterrumpida, acerca de los excrementos de su burra; en la de 2014, Gary Lydon era un inspector de policía con gustos homosexuales bastante más llamativo y carismático que el lerdo y violento policía de pueblo al que da vida aquí, un tipo alcohólico, grimoso y repelente que abusa de su hijo, disminuído mental; y Pat Shortt también se veía mejor en la peli irlandesa, como aquel tabernero budista que guardaba un bate de béisbol bajo la barra, aquí repite oficio pero ¿para no desentonar con la fauna local? da la sensación de ser un tipo algo limitado. En esa isla todos dan la sensación de andar un poco pillados de la cabeza...
Hay dos frases que te sacan una sonrisa, pero ya. Me esperaba un duelo interpretativo memorable y vibrante, pero resulta el personaje Farrell (viene de hacer la estupenda 'The Gentleman' en la que daba vida a un criminal ingenioso y divertido) es un individuo que bordea el atraso mental, lo cual le quita bastante emoción a la cosa.
En esta película actúan tres actores que trabajaron en 'Calvary', y los tres tenían personajes más agradecidos en esa que digo que en la que nos ocupa (el propio Gleeson era un sacerdote que no tenía reparos a la hora de mostrarse sarcástico e impertinente si la ocasión lo requería, aquí solo me hizo gracia cuando le reprocha a Farrell el ser capaz de hablarle durante dos horas, y de manera ininterrumpida, acerca de los excrementos de su burra; en la de 2014, Gary Lydon era un inspector de policía con gustos homosexuales bastante más llamativo y carismático que el lerdo y violento policía de pueblo al que da vida aquí, un tipo alcohólico, grimoso y repelente que abusa de su hijo, disminuído mental; y Pat Shortt también se veía mejor en la peli irlandesa, como aquel tabernero budista que guardaba un bate de béisbol bajo la barra, aquí repite oficio pero ¿para no desentonar con la fauna local? da la sensación de ser un tipo algo limitado. En esa isla todos dan la sensación de andar un poco pillados de la cabeza...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película va de que Gleeson pasa a considerar que Farrell es un coñazo de tío y siente que ya no disfruta de su compañía, pues solo habla de gilipolleces, cosa que me parece una decisión muy sana. Se lo dice con franqueza, dando a entender que las personas cambian y que pasa de seguir perdiendo su tiempo con un tío al que considera tonto y aburrido. Este último, como ya digo es un hombre de inteligencia limitada, no quiere o no lo puede entender y le acosa.
En respuesta, y como inmejorable oportunidad para hacer entender al espectador la insalvable diferencia intelectual que separa a los dos hombres, y para que de paso, quede registrada su sabiduría y su mente preclara, Gleeson se va cortando los dedos (insisto, una reacción lógica y cabal donde las haya, claro que sí, yo hubiera procedido igual, pero empezando por los pies) para que Farrell se entere de que ya no le aguanta y que le deje de molestar, pasando por alto que no lo va a entender porque es tonto.
Entre medias, salen otros personajes como la hermana (por otro lado, la única normal, no es de extrañar que se largue de ese criadero de chiflados a la mínima oportunidad que se la presenta a la pobre), una vieja que parece bruja, otro adalid del sentido común y el pensamiento racional, como no, y el mentado barman, cuyos ojos parecen pelotas de ping pong. Todos le dicen a Farrell que le deje a Gleeson en paz. No obstante, el tonto del pueblo le anima a seguir incordiándole. Imaginaros que decisión toma Farrell...
Resulta que es todo una metáfora de la guerra civil irlandesa. Aparte del hecho de que el metraje me haya aburrido profundamente, no me suelen gustar aquellas películas cuyo argumento pretende servir a modo de excusa o metáfora para hablar de otro asunto. Me parecen un timo.
En respuesta, y como inmejorable oportunidad para hacer entender al espectador la insalvable diferencia intelectual que separa a los dos hombres, y para que de paso, quede registrada su sabiduría y su mente preclara, Gleeson se va cortando los dedos (insisto, una reacción lógica y cabal donde las haya, claro que sí, yo hubiera procedido igual, pero empezando por los pies) para que Farrell se entere de que ya no le aguanta y que le deje de molestar, pasando por alto que no lo va a entender porque es tonto.
Entre medias, salen otros personajes como la hermana (por otro lado, la única normal, no es de extrañar que se largue de ese criadero de chiflados a la mínima oportunidad que se la presenta a la pobre), una vieja que parece bruja, otro adalid del sentido común y el pensamiento racional, como no, y el mentado barman, cuyos ojos parecen pelotas de ping pong. Todos le dicen a Farrell que le deje a Gleeson en paz. No obstante, el tonto del pueblo le anima a seguir incordiándole. Imaginaros que decisión toma Farrell...
Resulta que es todo una metáfora de la guerra civil irlandesa. Aparte del hecho de que el metraje me haya aburrido profundamente, no me suelen gustar aquellas películas cuyo argumento pretende servir a modo de excusa o metáfora para hablar de otro asunto. Me parecen un timo.