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Voto de El Extranjero :
7
Comedia Tres peculiares amigos, que se consideran unos perdedores, intentan resarcirse de las oportunidades perdidas en su infancia, cuando sólo calentaban el banquillo (benchwarmers), fundando un equipo de béisbol. Empezarían por desafiar a un equipo de una escuela primaria, pero, en caso de conseguir la victoria, podrían enfrentarse a los mejores equipos infantiles del estado. Y no sólo eso: se convertirían en un ejemplo para todos los niños ... [+]
6 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digo sorprender, porque aunque bien es cierto que buena parte de su filmografía goza de mi agrado; (especialmente las desprestigiadas 'El Clan de los rompehuesos' y 'El Gran Stan' son las que más diversión y simpatía me deparan), de hecho ahora mismo no caigo en ninguna película suya que haya comentado negativamente, esta película iba derechita por el camino de ser la primera que gozara de tal honor. No obstante, en torno a la mitad del metraje hay una brillante reconversión, como por arte de magia o fruto de una sagrada bendición que revitaliza y da sentido a un escenario que se había servido de una importante cuestión, pero a la que no le estaba haciendo un buen favor; una sucesión de desagradables estupideces masificadas y bizarras exageraciones de exponencial magnitud con intenciones balsámicas sobre un tema candente y duro, pero que muchas veces es olvidado, los abusos escolares que pueden determinar la vida entera de los afectados.

No obstante Schneider & company son unos tipos mucho más inteligentes de lo que muchos se suponen, pues aquí reflotan y consiguen llevar el espectáculo al buen puerto, eso sí, sin renunciar a su estilo, son pacientes y trabajan sin presión, lo cual implica cierta meticulosidad. Claro, un público tan refinado como son los críticos se van a cebar claramente con este tipo de proyectos, aquí el que más se las lleva es Schneider, cuyo intelecto se pone en entredicho y es objeto de un perenne esceptismo entre las masa críticas, admitamos que con cierta gracia. Pero si nos fijamos de hecho su personaje es perfectamente normal en esta película, me refiero a que sí, no abandona su faceta cómica y sus tics que a toda luz calificaríamos propios de idiota si presenciamos una de ellas en la realidad, pero no olvidemos de que se trata de una comedia. También es extraño que un tipo así prefiera pasar todos sus ratos libres con una pandilla de mocosos bastante poco agraciados y cuyas facultades mentales tampoco parecen ser del todo íntegras en vez de follarse al descomunal pibón que tiene por novia y que para más inri, le clama a bombo y a platillo su deseo de reproducirse, también choca, pero no se puede dudar de que el personaje de Rob Schneider tiene todas las neuronas consigo, estrictamente hablando, sus respuestas son rápidas y da la sensación de ser un tipo con sangre. No parece que presente algún grado de deficiencia.

En resumen, una extraño pero progresivo proceso de reconducción, que convierte la absurda y nihilista película, que rompe todos los registros de ridiculez, en una que parece que es la misma, pero más entrañable, más entretenida, y más graciosa (fruto de una imparable sucesión de secuencias disparatas) invitan a que no nos ciñamos únicamente al papel y glorifiquemos en cierta medida el trabajo y el mensaje de estos intérpretes, el de la importancia de la integración. Y a su manera resulta bonito, señores. De acuerdo, las peripecias y triunfos de barrio de un puñado de pringaos sin grandes aspiraciones vitales, en medio de un entorno en el que la venta de 'las virtudes' de un ideario conservador, empachan, no pasa de ser simplemente más de lo que podemos ver con nuestros ojos, un grupo de sujetos que viven bajo una estela que los divide a todos en dos grandes grupos, en pringados y abusones, resultando igual de poco atractivos y ejemplares las motivaciones los integrantes de ambos, en medio de esperpénticas exageraciones que resultan de mal gusto y deparan poca enjundia. Claro que ser un grimoso pringado y esperar a que las tías buenas vengan a por tí, celebrando tus 'triunfos' o 'fracasos' (eso da igual) a nivel local, en un entorno de palurdos en los que la gama de mentalidades brilla por su inexistencia, y la inteligencia, en general, parece en peligro de la extinción, no es una meta tentativa. Pero insisto en que si miramos las cosas de un otro modo (y en esta ocasión, VALE LA PENA) nos podemos llevar una sorpresa; aquí hay valores que pueden y deben de ser aprovechados.
El Extranjero
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