Reconozco que no me estaba enterando muy bien hasta que en el minuto 27, veo que los dos secuestradores añaden un brazo humano al brebaje que preparan en el bosque y me digo: "Pff, que p*** asco, ¿qué c*j***** hago viendo esto?"

Iba para desastre total, pero la resolución de la maldición está bien llevada. 'Mi talento es negociar', dice el crío. Y que lo digas. Evidentemente no es una buena obra, pero tiene alguna cosilla que la da su toque de encanto, como cuando a la hora de pronunciar la maldición, vemos que el tranquilo cielo nocturno se agita, y las nubes se ponen a moverse a toda velocidad, y de fondo, una radiante luna blanca que termina de amenizar el paisaje.

Pero lo que se dice miedo, miedo... lo que más inquietud me produjo es la sensación de que el padre tiene un gran parecido al Robert Blake en 'La carretera perdida'.