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Voto de El Extranjero :
5
Drama La sucursal española de una empresa americana se ve obligada a prohibir el tabaco en sus oficinas. Los que quieran fumar en horario laboral deberán hacerlo en la calle. Ramírez, uno de los empleados, empieza a reunir firmas para que se utilice un despacho desocupado como sala de fumadores. En principio, todos parecen estar de acuerdo, pero a la hora de la verdad pondrán todo tipo de excusas para no figurar en esa lista; en cambio, ... [+]
23 de febrero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no fuera por la escena que cierra la película, se podría afirmar con rotundidad que los hombres (personajes) que saturan la película son tipos mediocres. Y no lo parece pues si han llegado hasta dónde han llegado en su carrera laboral (estatus de 'relativo' triunfo, -lo de relativo es porque da igual dónde estés siempre acabarás queriendo más y encontrando pegas a tu situación actual; termino por pensar que eso forma parte de nosotros, de naturaleza evolutiva), será que algunas aptitudes y virtudes deberán de tener. Practicamente ningún personaje se muestra como una personalidad que encarrila con acierto su vida, y por los datos que se nos aúnan de cada uno de ellos (ahogarse y perder los papeles en el mayor de los absurdos de este modo) terminamos por considerarlos como escasos de cualquier tipo de valor, es una miscelánea de la infelicidad, de desmotivación y de principios, la última puerta que, al romperse, libera la nulidad como ser. Pero la maravillosa escena final que los muestra a todos (menos al malogrado Eduard Fernández) divirtiéndose en la más absoluta de las naturalidades, sin máscaras ni poses simuladas anula el veredicto anterior.

El tema de la sala de fumar es tan solo una excusa para abordar la mezquindad y la penuria que habita en el hombre. Vacilaciones, cobardía y neurosis sacuden a un elenco que es capaz de volverse desequilibrado, enfermizo por cuestiones de lo más nimias. ¿Para qué tanto nerviosismo e implicación? No hay duda de que se trata de reacciones y conductas anormales, sinónimo de una grave turbación interna. Ahí es cuando todo se viene abajo. Lo cierto es que el estudio, ese retrato, es fascinante porque es consecuente con la personalidad de cada uno, todo guarda relación con el desarrollo del guión. Por esa parte se destila una gran inteligencia. Por otro lado la narración en sí es imprecisa, ilustra escenas reveladoras de cada personaje, pero no continúa por ahí, sino que tan solo se trata de apuntes que se dejan en el aire, no se pretende darles continuación argumental. Eso no tiene porque ser algo malo.

Muchas son las conclusiones que se pueden extraer, la más integral quizás es la de que la persona media teme perder su situación de seguridad, lo que se llama zona de confort. Otras posibles discusiones son la falta de compañerismo, de iniciativa, miedo, inseguridad, de rechazo como postura defensiva ante lo que se toma por peligro. La falta de la sensatez que demuestran muchos de los personajes en la peli casa bien con la irracionalidad que caracteriza a nuestro ser, impulsivo, exaltado y quisquilloso, de escasa propensión para la frialdad y el contención. Otro factor a favor.

Los responsables de la película consiguen con creces su intención, incomodar (demasiado) al espectador con esta crónica acerca del entorno laboral contemporáneo marcado por la coralidad y la interacción obligatoria entre un significativo número de personas, así como crear el efecto pretendido en cada momento. Es algo que se nota mucho. Mi problema con esta película pasa por eso, y es que resulta desagradable, pero no estoy hablando de un desagrado que sugiere sino de uno que satura, hastía, se sobrepone a tí. De actuaciones impecables, [película de actores; -muchísimas caras conocidas de actores que recuerdas haber visto en otras películas, pero de cuyos nombres no te acuerdas ni de la mitad,- de diálogos, de diseño milimétrico, de carácter estiticista, muy artesanal] muy buena me ha parecido especialmente la de Manuel Morón, un actorazo como la copa de un piano. Y os va a sonar raro seguramente, pero tampoco resulta demasiado estimulante, o al menos no hasta el punto al que uno le gustaría. Su precariedad en la dirección termina por pesar más que el contenido de las propias escenas, las cuáles son más interesantes de razonar, compartir y exponer que de presenciarlas en una película que es cargante, y que incluso a pesar de su reducida duración, tiene minutaje vacío. Además gran parte de lo que extraes de ella, es intuido, es decir, de interpretación libre. La película no es la que hace la aportación, sino que eres tú.

Como momentos interesantes dejo dos:

*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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