Matan a doscientas personas y te enseñan mucho dinero prometiéndotelo y das por sentado que te lo van a dar si ganas a su juego, obviamente son personas que se rigen por unos códigos morales férreos e impolutos.

El sabor de la serie es el de un reality demasiado básico y estirado, narrado como si fuera una telenovela.

Te pones a disparar a gente por sorpresa en un campo de quinientas personas y doscientos se van a quedar quietos...

Ves como se cargan a trescientas personas y te dejan marchar y vas a querer volver a mantener algùn trato con esa gente...

Los diálogos están preparados de tal modo para que sirvan para explicarle al espectador lo que está pasando pero es que es tan evidente este hecho que parece propio de una película de Serie Z.

Por otro lado esta serie parece querer relacionar el hecho de que ser pobre implica directamente ser subnormal. Además, el retrato que hace la serie del sector de la población que posee menos recursos es muy cobarde e irreal porque prescinde por completo de la marginalidad, son todos de clase media venida a menos (obviamente si pones a drogadictos y a prostitutas el consumidor medio de Netflix no va a empatizar con ellos, los pobres tienen que ser todos agradables y víctimas de un cúmulo de circunstancias comprensibles y razonables, demasiado cotidianas y cercanas).

Me he visto casi dos capítulos porque estaba en casa de unos amigos y no lo veía solo, pero si no no hubiera aguantado ni media hora. Proviniendo de Corea me esperaba mucho más la verdad...