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Voto de El Extranjero :
10
Drama En Los Ángeles, durante una jornada especialmente agobiante a causa del calor y del colapso del tráfico, de repente, un ciudadano normal se rebela de manera violenta y destructiva contra todo lo que lo rodea. Bill Foster (Michael Douglas) no es más que un hombre corriente que supera como puede las frustraciones de cada día y que lo único que quiere es regresar a casa. Un oficial del departamento de policía (Robert Duvall) intentará ... [+]
10 de agosto de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales del S. XX, el cine hollywoodiense instalaba en el imaginario colectivo la idea de que una gran ciudad de USA era una jungla urbana repleta de variopintos personajes pintorescos, bruscos, estresados, tocados del ala y de mal carácter (lo cual no puede ser más entretenido). Personalmente prefiero ese retrato de zonas deprimidas con sus barrios destartalados, con su abismal cantidad de indigentes, tarados, maleantes e inmigrantes, antes que un relato edulcorado y buenista, que trate de opacar al espectador todo lo que no reluzca.

La película es más compleja de lo que parece con la ambigüedad que presentan los personajes (matizados, con claroscuros), da mucho sobre lo que reflexionar, se pueden extraer múltiples lecturas. Él ha perdido el rumbo de su vida, vive en una sociedad que no entiende, que no le gusta y que le rechaza, por lo que aboga por el pasado, por los tiempos de antes. Su desequilibrio está caracterizado por una marcada rigidez mental, lo cual depara muchos momentos divertidos en los que sus delirantes insurrecciones de ira, sus disparatados e ingeniosos discursos así como su carácter sociópata elevan esta producción como una de las mejores de la historia del cine.

A la brillante actuación de Michael Douglas (esas miradas) y a la crudeza de las líneas de diálogo, habría que sumar el familiar empaque con el que el doblador Juan Fernández acostumbra a dotar a los personajes a los que les regala su inconfundible y carismático tono de voz.

En realidad él es el malo, (la película te lo apunta con revelaciones hasta tal punto sutiles que muchos lo han pasado por alto), lo que pasa es que al espectador le nace empatizar con él por lo señalado en el párrafo anterior y porque la película justifica la conducta errática y excéntrica de un tipo cuya especialidad, como luego nos van revelando, es la de ejercer la violencia psicológica con su entorno, un tipo de violencia que es más imperceptible a primera vista. Porque el hecho de que él sea un psicópata se deja en un segundo plano, el enfoque principal es que él es la víctima que se rebela o se defiende ante las injusticias y castiga a los provocadores que en ocasiones tanto nos complican la vida.

Él es un desequilibrado al que el abandono de su mujer lo ha hecho hundirse del todo, y en realidad, no le ve sentido al hecho de seguir existiendo en una sociedad ligeramente parodiada, hasta rozar con la farsa, la hipérbole y una esperpéntica distopía. El mensaje que se quiere dar es que Los Angeles es una ciénaga de lunáticos. Porque los buenos de la película son solo tres, Duvall, su amiga la poli negrita y la acojonada ex-mujer de Douglas. El resto o bien son unos hijos de puta, cruzados o bien presentan algún rasgo esquizótico de conducta, cuando no directamente subnormales, como el engolado carcamal al que le revienta el corazón en el campo de golf ante de la perversa sonrisa de suficiencia y mofa del desalmado Douglas, o el estirado encargado del McDonald's, al que le acompañaba una encantadora Dorothy Pfeiffer, hermana de Michelle.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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