Película de fácil y rápido consumo que no obstante cada vez que la vuelves a ver la notas peor de lo que recordabas.

Y recuerdos es lo que me trae. Desde cuando con apenas 10 años la veía furtivamente una noche en la que tenía prohibido el acceso a la TV (al día siguiente tenía clase), hasta su progresiva recalificación por edades en sus sucesivos pases televisivos; desde un fulguroso (+18) marcado en rojo hasta un permisivo icono de color amarillo (+12), lo cual permitía su posterior traspaso a franjas diurnas, tratándose siempre de la misma emisión. Y lo cierto es que una vez revista en uno de esos pases de sobremesa puedo asegurar que no resultó ser tan estimulante como me lo parecio aquella noche. Aunque un visualizado nocturno siempre suele intensificar las sensaciones en función del género que estés degustando: si es terror, sientes mayor angustia, si es un drama sueles sumergirte de una manera más inmediata en el transcurso de la premisa, y si es acción o thriller como es este caso, la función suele resultar más espectacular. Pero no hay duda de que la raíz de mi efusividad de antaño radica en mi corta edad y por consecuente, de un sentido crítico limitado. Tambien es posible que se haya perdido el factor primera vez, pero de todos modos la película dista de ser una maravilla. El núcleo de la película está creado a partir de diálogos intrascendentes, de personajes poco inspirados dispuestos en situaciones triviales, -en ocasiones pobremente ejecutadas,- que anulan en parte la acción explosiva y escenarios sugerentes que sirven de estructura a momentos realmente interesantes. Con la exposición del talento de Eddie Murphy ocurre algo parecido, buena parte de su carisma es desaprovechado al ser dirigido al servicio de tramas fútiles.

Ah, y con 10 años veía este 'Negociador' mejor que el otro.