Ya el título de la película te está anunciando que esto se te va a hacer muy largo. Dicen que se refieren al desembarco de Normandía, pero no es verdad, en realidad sabían que era demasiada película y que se iba a hacer eterna, y de ahí el nombre.

Las películas de guerra tienen muchos ingredientes para ser buenas, y más cuando estamos tratando una como la Mundial, que lo tiene todo para resultar apasionante. Sin embargo, los distintos directores y guionistas logran que el episodio del Desembarco sea un muermo. Muchos personajes y muchas tramas paralelas no equivalen a más emoción, más explicación o más entretenimiento. Hay actores como Sal Mineo que salen cinco minutos para hacer nada, porque sus personajes solo están ahí para aumentar el caché del amplio y solvente casting de la película. Profundidad o matices, ninguno; diálogos de interés, inexistentes.

La acción se supone que es el punto fuerte, y entiendo que en 1962 «El día más largo» llame la atención, pero vista en perspectiva nos deja fríos. Entre lo histriónico y lo plano, la batalla se desarrolla sin que nos atrape.
Otro clásico inflado.