«Puñales por la espalda» venía con toda la artillería pesada: reparto, nota media, crítica, premios. Es una de esas películas que parece gustar a todo el mundo y la verdad que me apetecía mucho verla.

Rian Johnson plantea un thriller de humor negro con lucha de clases incluida que a pesar de todos sus fallos te causa cierta simpatía implícita al género detectivesco. La verdad es que entre los inconvenientes que tiene es la duración del metraje, es que se pasan con los minutos; las más de dos horas son excesivas lo mires por donde lo mires. Luego está el elemento casi surrealista de la protagonista Marta que vomita cada vez que miente. No comprendo esa idea ni para qué sirve, con sinceridad, sobre todo porque provoca que el guion se vuelva inconsistente y si me apuras absurdo. En una investigación de posible asesinato tienes a una sospechosa que es incapaz de mentir, ¿y no lo utilizas para averiguar qué ha pasado? Pero, Blanc, en serio…

Bueno, a decir verdad la investigación que hace el detective Benoit Blanc es un sinsentido, a los cinco minutos haciendo las cosas bien y sin ser tan teatrero se esclarece el caso. Repito que Marta no puede mentir… Es que es de cajón. Así, la historia se entretiene de más en unas pesquisas que no llevan a ninguna parte y la trama se estanca deliberadamente, como si con eso engañara a alguien: el misterio se resuelve tan pronto, que sabes que por narices tiene que haber información oculta, sorpresa.

Una vez resuelta toda la trama parece que encaja, pero en realidad viene a ser uno de esos planes meticulosos hasta el extremo que dependen de un sinfín de condiciones que no puedes controlar y que tienes que suponer, así que yo le diría a los culpables (plural masculino genérico e hipotético, no señalo a nadie) que no han pensado bien las cosas por muy perfecto que lo hayan creído. También tengo que decir que esta familia Thrombey no es tan mala como nos la quieren presentar. Tienen sus rencillas y sus cosas como en todas las familias y como seres humanos que son, pero no me parece que como estirpe sean malvados que merezcan un castigo. A ver si te encontraras tú con una Marta cualquiera qué harías, que todos somos muy de clase proletaria hasta que nos quitan los dineros de la cuenta corriente, ¿eh?

En fin, normalita.