Estoy leyendo las buenísimas críticas de los usuarios de la página y cada vez me asombro más, por no decir me irrito. Veamos «Sin novedad en el frente» con perspectiva.

Lo que más destaco, y esto es una evidencia, es el plano técnico. Tiene mucho mérito que esta película se haya rodado en 1930. Diría que incluso supera en planificación y dirección a obras posteriores. Sigue pecando de la sobreactuación y (digamos) el expresionismo muy propios del cine mudo pero, por poner solo un ejemplo, las escenas de batalla están francamente bien resueltas. Con esto no digo que sean las mejores batallas del cine, porque no lo son, pero sí que «Sin novedad en el frente» tiene cualidades cinematográficas muy avanzadas para su época y eso hay que valorarlo.

Entrando más en materia, yo resaltaría dos problemas fundamentales de la cinta: el tono y el guion, donde fracasa sin remedio.

Respecto al tono (y esto puede ser muy discutible), lo encuentro soberanamente superfluo, vano, fatuo y melodramático. Hay personajes graciosillos durante el cien por cien del metraje, otros caricaturizados para que quede claro que son muy malos y los rimbombantes momentos dramáticos son tan histéricos que hacen gracia. Decís que es una película sobria... y, bueno, sí, excepto cuando se ponen a declamar en extraños momentos de pánico. La atmósfera de la película no va en consonancia con el horror de la guerra, no se adecuan, y de hecho el horror apenas se muestra ni se respira, quizá precisamente porque, repito, no está imbuido de un auténtico tono bélico y trágico.

Sin embargo, lo peor es el guion. Su mensaje antibelicista es lo que más le gusta a la gente pero a mí este mensaje me desespera, y no porque defienda la guerra sino por lo pueril del argumento. Nos plantea la historia que las guerras son un sinsentido, muy malas, y que las provocan los ricos y poderosos, los reyes. Puede que tras el asesinato del heredero austro-húngaro, no sé, la gente sí se pudo sentir ofendida... O puede que no, pero ¿qué contexto histórico hay aquí? Ninguno. Claro que esta guerra es un sinsentido, ¡si no se explica! Se ve que los reyes se levantaron un día y se dijeron «uy, me apetece una guerrita». Según el guion, nadie del ejército era belicista; tampoco hay ideologías, política, razonamientos, nada. No hay nada, solo el manido y demagógico «Qué mala es la guerra».

Pero aún hay más. Para completar la pantomima incluyen una pequeña trama, diremos que repugnante, entre unos soldados protagonistas y unas mujeres francesas. La situación es la siguiente: los alemanes están matándolos, hay una guerra interminable y pasan un hambre de muerte, literal. Pues bien, lo que en realidad era prostitución para sobrevivir, cuando no abuso sexual, ¡aquí es romántico! Hasta la francesa no deja de repetir «Pobre muchacho» muy conmovida. Claro que sí, es ella la que le compadece a él, y seguro que ha sido totalmente voluntario, con amor... Vamos, vamos...

Por no hablar de la nula presentación y descripción de personajes, de verdad que no distinguía ni sus caras, o ese final... Se ve que el autor Erich Maria Remarque tenía una obsesión particular, pero es que es muy ridículo, sinceramente.

«Sin novedad en el frente» ha tenido una enorme influencia en el cine, no puede negarse, pero buena, lo que se dice buena, no es.