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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Aventuras. Romance Siglo XII, Europa entera está inmersa en las Cruzadas para recuperar la Tierra Santa. Godofredo de Ibelin (Liam Neeson), caballero respetado por el rey de Jerusalén y comprometido con el mantenimiento de la paz en la región, emprende la búsqueda de su hijo ilegítimo Balian (Orlando Bloom), joven herrero francés que llora la pérdida de su mujer y su hijo. Godofredo convence a su hijo para que lo acompañe en su misión. Tras la muerte de ... [+]
15 de febrero de 2013
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya con «El reino de los cielos», que ni tiene reino ni tiene cielo ni cualquier cosa que se le parezca. La post-épica de «Gladiator» ve su prolongación en esta obra también de Ridley Scott, de quien ya no me creo que llegara a hacer lo que en el pasado hizo.

Técnicamente, muy apropiada, faltaría más. Impresionar no impresiona nada, y en todo caso los chorros de sangre que bañan a los personajes en plena batalla. Mucha sangre y mucha muerte, sí, pero ¿alguien siente lástima, alguna clase de drama, una pizca de tensión? Quizá contagiados por un Orlando Bloom que no gesticula ni aunque esté a punto de morir, nosotros tampoco nos inmutamos. Además, veo a mis queridos Templarios haciendo el lelo durante toda la historia; el personaje de Guy de Lusignan es indigestivo desde todos los puntos de vista, porque esta figura es un simple monigote cuyo único propósito es hacer muchas, muchas maldades y ser muy antipático para que de esta manera el héroe pueda ir de héroe. Fácil, ¿no?

Bien mirado, quizá me equivoque al utilizar la palabra «héroe», porque «El reino de los cielos» parece renunciar a todo el ideal caballeresco y heroico, desmitificándolo y democratizándolo hasta lo lamentable. Los caballeros y los héroes no existen, viene a decirnos; no son más que fantasías, construcciones de los propios hombres para así mantener una jerarquía injusta. En este sentido, nos queda para al recuerdo de las ridiculeces cinematográficas, la escena en la que el herrero/Barón Balian nombra a un puñado de campesinos y sirvientes en caballeros, según él para darles ánimos, como si eso de por sí les librase de la muerte en el combate. Personalmente, me repatea un tanto que se desprecie con tanta manipulación y alevosía el mérito que supone alcanzar el verdadero espíritu caballeresco, que ni mucho menos se encuentra al alcance de cualquiera, por muy frustrados que se sientan algunos.

Seguro que si existieran más héroes y más caballeros de verdad, nuestra dolorosa y mística Jerusalén no sufriría como sufre. Queda dicho.
Kaori
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