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Voto de Bhavya:
5
6,6
57.563
Thriller. Drama
Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este ... [+]
11 de diciembre de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la última película de Almodóvar La piel que habito aún sigo pensando ¿qué he visto exactamente? Y mi conclusión ha sido la siguiente: El cuento de Caperucita roja en versión almodoriana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Desde luego que el personaje del tigre se lo podía haber ahorrado porque es de lo más ridículo que he visto en mucho tiempo, pero según he leído en la web de La Piel que habito tiene su porqué, al parecer es una referencia a unas notas de Elías Canetti sobre "El enemigo de la muerte": "el ininterrumpido ir y venir del tigre ante los barrotes de su jaula para que no se le escape el único y brevísimo instante de la salvación". Pues digo yo que si el tema era tan profundo que podía haber puesto al tigre directamente y no a semejante especimen…¡Madre mía qué disfraz tan cutre y encima qué tipo más asqueroso!
El lobo doctor Robert (Antonio Banderas) le coge ojeriza al pobre Caperucito Vicente (Jan Cornet), porque se supone que ha violado a su niña Norma (Blanca Suárez), con las consecuencias que ello conlleva y decide vengarse, más bien ensañarse. Pero yo pienso que la niña ya estaba mal en sí misma, no siendo de extrañar no sólo por la genética sino por los personajes que tenía que tratar en el día a día en su casa.
El caso es que el lobazo cirujano Robert se lleva a Caperucito a su “choza” y allí con la abuelita Marilia (Marisa Paredes) de cómplice, martiriza hasta tal punto al pobre chaval, que no es que se lo coma pero de él queda invariable lo mismo que cuando te zampas algo: Los huesos.
Caperucito se transforma en Caperucita Vera Cruz (Elena Anaya), la doble de la mujer fallecida del doctor, en recuerdo lo de Cruz supongo que a Penélope o al estado mexicano al unirlo con el nombre. Vicente-Vera aprende por el camino y practicando yoga que no somos el cuerpo sino que hay algo dentro de cada uno de nosotros, inaccesible para el resto, inviolable y donde uno puede obtener refugio y la fuerza necesaria para poder con todo lo que te echen y más. Este punto reconozco que es el que más me ha gustado del film.
Al final Caperucita Vera consigue escapar y volver a su casa sana y salva, aunque bastante irreconocible y la abuelita no corre la misma suerte.
Lo más curioso de este argumento kafkiano es que el doctor Robert creía que se estaba vengando del sufrido Vicente-Vera, cuando a mi entender le hizo el favor de su vida, porque para mí que el chaval no lo tenía aún muy claro pero aunque le gustaban las mujeres, era más como si él fuese también una mujer (en varios momentos se hace referencia a su gran lado femenino), creo que era cuestión de tiempo que Vicente hubiese abandonado el pueblo y se plantease que algo había ahí. La chica de la tienda que tanto le gustaba a Vicente, pero que era lesbiana, cuando le ve convertido en Elena Anaya se le nota así como un destellazo en la mirada ¡Fíjate tú qué suerte que alguien que está enamorado de ti regrese en plan sex-symbol! Conclusión: Aunque no salga porque es el final del film, fijo que se liaron y todos felices y comiendo perdices.
El lobo doctor Robert (Antonio Banderas) le coge ojeriza al pobre Caperucito Vicente (Jan Cornet), porque se supone que ha violado a su niña Norma (Blanca Suárez), con las consecuencias que ello conlleva y decide vengarse, más bien ensañarse. Pero yo pienso que la niña ya estaba mal en sí misma, no siendo de extrañar no sólo por la genética sino por los personajes que tenía que tratar en el día a día en su casa.
El caso es que el lobazo cirujano Robert se lleva a Caperucito a su “choza” y allí con la abuelita Marilia (Marisa Paredes) de cómplice, martiriza hasta tal punto al pobre chaval, que no es que se lo coma pero de él queda invariable lo mismo que cuando te zampas algo: Los huesos.
Caperucito se transforma en Caperucita Vera Cruz (Elena Anaya), la doble de la mujer fallecida del doctor, en recuerdo lo de Cruz supongo que a Penélope o al estado mexicano al unirlo con el nombre. Vicente-Vera aprende por el camino y practicando yoga que no somos el cuerpo sino que hay algo dentro de cada uno de nosotros, inaccesible para el resto, inviolable y donde uno puede obtener refugio y la fuerza necesaria para poder con todo lo que te echen y más. Este punto reconozco que es el que más me ha gustado del film.
Al final Caperucita Vera consigue escapar y volver a su casa sana y salva, aunque bastante irreconocible y la abuelita no corre la misma suerte.
Lo más curioso de este argumento kafkiano es que el doctor Robert creía que se estaba vengando del sufrido Vicente-Vera, cuando a mi entender le hizo el favor de su vida, porque para mí que el chaval no lo tenía aún muy claro pero aunque le gustaban las mujeres, era más como si él fuese también una mujer (en varios momentos se hace referencia a su gran lado femenino), creo que era cuestión de tiempo que Vicente hubiese abandonado el pueblo y se plantease que algo había ahí. La chica de la tienda que tanto le gustaba a Vicente, pero que era lesbiana, cuando le ve convertido en Elena Anaya se le nota así como un destellazo en la mirada ¡Fíjate tú qué suerte que alguien que está enamorado de ti regrese en plan sex-symbol! Conclusión: Aunque no salga porque es el final del film, fijo que se liaron y todos felices y comiendo perdices.