Otra vez... Otro bombardeo de escenas degeneradas sin ningún tipo de argumento, arañando risas y euros de un público necio, inculto y falto de cualquier tipo de intelectualidad. Por fin Santiago Segura ha culmiado la prostitución de la industria cinematográfica con esta saga humillante y patética. Pero peor es que algunos la elevan a un grado de superioridad casi divina, igualándola a unas sagas y películas de mucha más calidad (lo que no es difícil) añadiendo más y más fuerza al estigma esclavizador del 'Spain is different' del que intentamos algunos huir.