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Voto de Jark Prongo:
8
6,8
599
Comedia. Terror. Ciencia ficción
Sátira de las sitcoms de los 80, narrada mediante los interminables títulos de crédito de una serie ficticia, en la que las cosas se vuelven locas a medida que pasan los minutos. (FILMAFFINITY)
23 de diciembre de 2014
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
”I’m just a fan of that kind of humor where you repeat something ad nauseum and then it becomes funny again. I’ve never done that, and I wanted to try that. But it’s a little scary because it’s dangerous territory.”
Así explica Chris Kelly el origen de Too Many Cooks. De un punto de partida que bien pudiera ser cuando Peter Griffin en Padre De Famila se duele por no menos de treinta segundos de su rodilla tras caerse, ese -ya no tan nuevo- probar otros tempos y timings en la comedia, pasa a alumbrar una auténtica obra maestra de las que no se veían en años. Y lo hace usando códigos televisivos, pues amén de los obvios (el concatenar cabeceras homenaje a las sitcom, tv dramas y space operas televisivas estadounidenses) que vertebran Too Many Cooks, él admite que esos saltos de Cosas De Casa a Dinastía o Star Trek responden a que, poniéndose en la piel del espectador, necesitaba de cambios antes de perder su atención y pasar a cambiar de canal o de youtube, según se diese el caso de estar viendo la obra en Adult Swim o en la otra plataforma. Es decir, algo que era el día a día de cualquier guionista de las series homenajeadas y saboteadas, el tener que introducir cambios para no perder espectadores e incluso ganarlos. Traer a Poochie para que todo siga igual, vaya.
En Too Many Cooks hay un punto de inflexión donde de lo brillante se llega a lo sublime. Cuando Katie Adkins está a punto a pasar a ser parte del bodycount que lleva William Tokarsky -y aún con su nombre en los rótulos- un glitch le proporciona la décima de segundo que necesita para escapar, y a partir de ahí se produce una de las roturas de cuarto muro mejor ideadas y resueltas que se hayan dado en la historia del cine, si bien dentro de un multiverso donde interaccionan las cabeceras de teleseries con el clásico asesino en serie de slasher ochentas. Y con plena lógica interna, pues Katie en su huída por la parte trasera de los decorados topa con otros que llevan el nombre sobreimpreso y, en última instancia, es dicho nombre lo que la delata. Todo en el marco de algo que de por sí, en cada teleserie, supone el punto de encuentro entre la ficción y la realidad: el personaje de ficción haciendo una mueca mientras aparece el nombre del sujeto real que lo interpreta. Y llevándolo a ese paroxismo de cuando los rótulos ejercen de asesinos al final, quizá deudores de el dicho ese de ”el personaje se ha comido al intérprete.”
Así explica Chris Kelly el origen de Too Many Cooks. De un punto de partida que bien pudiera ser cuando Peter Griffin en Padre De Famila se duele por no menos de treinta segundos de su rodilla tras caerse, ese -ya no tan nuevo- probar otros tempos y timings en la comedia, pasa a alumbrar una auténtica obra maestra de las que no se veían en años. Y lo hace usando códigos televisivos, pues amén de los obvios (el concatenar cabeceras homenaje a las sitcom, tv dramas y space operas televisivas estadounidenses) que vertebran Too Many Cooks, él admite que esos saltos de Cosas De Casa a Dinastía o Star Trek responden a que, poniéndose en la piel del espectador, necesitaba de cambios antes de perder su atención y pasar a cambiar de canal o de youtube, según se diese el caso de estar viendo la obra en Adult Swim o en la otra plataforma. Es decir, algo que era el día a día de cualquier guionista de las series homenajeadas y saboteadas, el tener que introducir cambios para no perder espectadores e incluso ganarlos. Traer a Poochie para que todo siga igual, vaya.
En Too Many Cooks hay un punto de inflexión donde de lo brillante se llega a lo sublime. Cuando Katie Adkins está a punto a pasar a ser parte del bodycount que lleva William Tokarsky -y aún con su nombre en los rótulos- un glitch le proporciona la décima de segundo que necesita para escapar, y a partir de ahí se produce una de las roturas de cuarto muro mejor ideadas y resueltas que se hayan dado en la historia del cine, si bien dentro de un multiverso donde interaccionan las cabeceras de teleseries con el clásico asesino en serie de slasher ochentas. Y con plena lógica interna, pues Katie en su huída por la parte trasera de los decorados topa con otros que llevan el nombre sobreimpreso y, en última instancia, es dicho nombre lo que la delata. Todo en el marco de algo que de por sí, en cada teleserie, supone el punto de encuentro entre la ficción y la realidad: el personaje de ficción haciendo una mueca mientras aparece el nombre del sujeto real que lo interpreta. Y llevándolo a ese paroxismo de cuando los rótulos ejercen de asesinos al final, quizá deudores de el dicho ese de ”el personaje se ha comido al intérprete.”
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No obstante, todavía quedan cosas. Chris Kelly también usa animación a la manera de G. I. Joe, pasando a ella desde la imagen real con un guiño a Lars Von Trier que deja muy atrás sus hallazgos de Dogville. La puta canción actúa de motor de acontecimientos casi, y así se recalca cuando el doctor dice lo de que es el peor caso de Introitis que recuerda. Están Twin Peaks y Urgencias.Las apelaciones al absurdo de las transformaciones -vía giro a lo Lana Del Rey-Wonder Woman- son inexplicables y por ello fascinantes en grado sumo, y el muñeco a lo Alf mas el irse después a Star Trek meets Red Dwarf una de las derivas más rompecuellos que se puedan recordar. Y luego, claro, el revisar Too Many Cooks tras el shock que supone el primer visionado para romper a aplaudir con cada una de las apariciones del asesino, muy a la manera de Pipes en Ghostwatch. Hasta la suerte le anduvo de cara a Chris, ya que admite que el loop del halcón mas el plano general de una mansión a lo Falcon Crest no fue premeditado, sino un error de edición que decidieron no retocar. Y encima con homenaje explícito a los ZAZ, es decir, el tridente Zucker- Abrahams-Zucker, los autores de todo lo que se os ocurra que se parece a esto. Acordaos de la escena backwards de Top Secret si no.
Una obra maestra que tenía que venir de Adult Swim, cómo no, quienes con El Show de Tim And Eric ya fueron sentando las bases de todas estas historias. Y ojo también a Unedited Footage Of A Bear, que es del nivel de Two Many cooks solo que virando al terror Lynchiano de doppelgangers y gente turulata.
Una obra maestra que tenía que venir de Adult Swim, cómo no, quienes con El Show de Tim And Eric ya fueron sentando las bases de todas estas historias. Y ojo también a Unedited Footage Of A Bear, que es del nivel de Two Many cooks solo que virando al terror Lynchiano de doppelgangers y gente turulata.