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España España · Tromaville
Voto de Erizio:
3
Drama. Acción. Aventuras. Romance China, siglo X, dinastía Tang. En vísperas del Festival Chong Yang, el Palacio Imperial se llena de flores doradas. El regreso inesperado del Emperador, con el Príncipe Jai, para celebrar la fiesta con su familia, resulta sospechoso, pues su relación con la Emperatriz es muy fría. Durante muchos años, la Emperatriz y el Príncipe heredero Wan, su hijastro, han mantenido una relación ilícita, pero Wan se siente atrapado y sueña con huir ... [+]
9 de agosto de 2007
7 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues esto es que Zhang Yimou va, llama al Tony Scott, se van los dos de farra, y así acaba el chino, dirigiendo un esperpento mientras estaba enganchado a "Pasión de gavilanes" (y a lo que le pasaba el hermano de Ridley, claro).

Al parecer sólo hay elogios para el apartado visual. Bien, Yimou ha filmado obras que tienen un apartado visual impactante, como "Hero", "La casa de las dagas voladoras" o "El camino a casa", todas ellas magníficas y un placer para la vista. Ahora se pasa de la raya, y le sale un engendro de colores chillones que hacen parecer una fiesta del orgullo gay pasada por la mayor fumada del siglo; unos tonos dorados acentuados por una fotografía que hace que los actores de esta atrocidad se conviertan en los que se han fumado todos los porros (ahora los chinos sí que son amarillos, sería el malísimo chiste); y unos decorados, en general, más artificiales que la inteligencia del robot Emilio o de Aramis Fuster. Toda una tortura para la vista, sin duda alguna. Quedarse ciego viendo este engendro es totalmente plausible, más peligroso que "Pokemon". Si Takashi Miike vuelve a dirigir otro film con torturas, le aconsejo que al torturado le pongan esta peli sin que pueda cerrar los ojos, como en "La naranja mecánica". Eso sí que sería pavoroso.

Aparte de eso, tenemos una banda sonora de pasacalles, unas interpretaciones ídem, en las que lo único remarcable son los estrujados bustos de las intérpretes femeninas, que parecen a punto de reventar (no ocurre nada así, por cierto), y un maquillaje que llevan todos, mayor que el de los zombis del "Dawn of the dead" de Romero. Y ya, como colofón, una historia para la hora de la siesta en Antena 3, solo que poniendo nombres chinos cortos como Wan o Jai en lugar de Luis José Alberto y cosas así. Y se supone que es una peli de chinos que hacen kung-fu, así que también tenemos batallas, ridículas hasta decir basta, en las que no sabrás si estás viendo un filme épico o "Noche de fiesta", porque vaya vergüenza. Lo más cercano a la lucha es la que tendrán tus ojos por evitar cerrarse. Y luego están los ejércitos: unos soldados que acaban de salir de un salón del manga y se han dejado puestas las armaduras de oro de los caballeros del zodíaco; ninjas que incomprensiblemente van de negro azabache, cuando sólo podrían pasar desapercibidos usando el vestido de la Carmen Calvo en la gala de los Goya; y la realeza, con unos trajes pertenecientes a los antecesores del entrañable hombre del millón de dólares, cuyo único cometido es dejar ciego a sus enemigos (y bueno, a cualquiera que le mire). Y lo cierto es que poco más hay... escenas patéticas a cientos, momentos buenos con los dedos de una mano los puedo contar... y me sobran.

Vamos, que es como el Zhang Yimou de "La casa...", pero tan exagerado que da asco, y mil veces más somnífero (amén de la patética historia que nunca te tragas de Venezuela, pero aquí te lo meriendas porque hay ojos rasgados).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Erizio
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