El final del primer capítulo, cuando los skekses drenan a su primera gelfling, te deja ver que no todo va a ser miel sobre hojuelas aunque los títeres te sugieran que la historia es infantil. A partir de ahí empiezas a aborrecer a esos pajarrácos asquerosos que son los skekses, en especial a la maldita se las pústulas; qué asco.

Viene todo el desarrollo de la historia, donde los personajes descubren a sus aliados al mismo tiempo que se descubren a sí mismos. Logran alianzas, se pelean, se perdonan y terminan siendo más fuertes que nunca.

Al final logran vencer a los skekses por superioridad numérica, pero no los matan, situación que me decepcionó mucho porque esos asquerosos ya no deberían existir, además de que tienen un arma poderosa para levantarse la siguiente temporada.

PD: Pobres gruenaks, esos pequeños cocidos de la boca no hicieron más que sufrir todo el tiempo. Tristísimo.