Podría haber sido un debut asombroso, el de Duncan Jones tras las cámaras, pero tras las expectativas generadas, un trailer que podía recordar vagamente a una revisitación de "Solaris" y el emblemático Sam Rockwell como estandarte, diría sin ningún tipo de remilgo que "Moon" se ha quedado a las puertas. No sé exactamente de que, pero a las puertas.

Teniendo un guión como el confabulado por el propio Jones y Parker, este film podría haber resultado un nuevo reducto en forma de joya para los amantes del género, pero poseer un guión así, y sencillamente desarrollar su linea argumental, sin intentar dar algo de forma a las sensaciones del protagonista, es confiar muy poco en lo que se tiene, y dar más importancia a otros elementos como la construcción de los decorados, la soberbia banda sonora de Clint Mansell o un relato que se retuerce, pero siempre por sus fueros, haciendo así que "Moon" quede como una experiencia totalmente hueca y superflua, que en ningún momento se para a ahondar, teniendo material de sobras, en los sentimientos de ese personaje tan bien presentado en escasas secuencias donde ya se conocen los suficientes datos sobre él para trazar así un vínculo con el espectador.

También se queda en nada otro de los puntos clave, ni más y ni menos que el mismísimo Sam Rockwell, que en el que decían era su Tour de Force interpretativo no logra superar otras interpretaciones suyas como la realizada en "Confesiones de una mente peligrosa". Pero lo peor del asunto, no es que la interpretación de Rockwell no de para más porque no da la talla, sino porque lo que le ofrece el guión (como ya dije, muy pulido a nivel de relato y poco más) es sólo un triste bosquejo de lo que podría haber sido ese personaje, y lo mejor que parece ofrecerle Duncan Jones es un maquillaje perfecto, puesto que más allá de eso, Rockwell hace lo que puede con un personaje que se descubre más como herramienta para hacer avanzar la trama que como tal, y deja una actuación digna, que ojalá sirva para su resurgimiento, pero poco más.

"Moon" se podría definir como agua de borrajas: sus pretensiones de resultar distinta y original terminan eclipsando las virtudes que debería haber tenido, y el hijo de Bowie, que desconozco si habrá obtenido ayuda por parte de su padre (aunque, digo yo, que un proyecto así no se lo subvencionan a cualquiera de buenas), desecha en pro de una historia que, por desgracia, no sólo no emociona, sino tampoco encoge al respetable ni le intriga. Y cuando ni eso se ofrece, es difícil salir a flote por insólita que sea la propuesta.