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Voto de John Vincent Moon:
3
Drama Una historia de esperanza y humanidad, de miseria y supervivencia, que explora las fuertes sensaciones emocionales y físicas de tres personajes: Paul (Sean Penn), Gato (Benicio Del Toro), y Cristina (Naomi Watts) unidos por un accidente inesperado que hace que sus vidas y destinos se crucen, en una historia que los lleva al amor y la venganza. 21 gramos hace referencia al peso que perdemos cuando morimos, el peso llevado por los que sobrevivan. (FILMAFFINITY) [+]
17 de diciembre de 2006
18 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepcionante segunda pelicula de Iñarritu, en la que las transgresiones narrativas son meros fuegos de artificio pra encandilar a los incautos, pues ni están justificados por la historia (como ocurría en Memento) ni aportan mayor expresividad narrativa que la sorpresa para quien no está acostumbrado a estos trucos, ya antiguos en la historia del cine. Repasemos, ¿hay algún momento en que el desorden narrativo aporte algo a la expresividad de la historia (me viene a la memoria las relaciones emocionales que el montaje acronológico creaba en El dulce porvenir, por ejemplo). En 21 gramos, el desorden es sólo ornamento, maquillaje, nada. Un desorden que intenta disimular la endeblez de la historia que cuenta, una manida crónica de venganzas interpuestas, digna -como se ha dicho- de cualquier telefilme de sobremesa, en el que la sensibilidad es sustituida por el efectismo y lo tremebundo. Una historia que, para emocionar, necesita operar tres veces a corazón abierto a su protagonista. Muy sutil.
Una película en la que desde el principio todos sus actores (menos Del Toro) compiten por ver quién sufre más (y en la que gana, por goleada, un muy histriónico Sean Penn, que puede malograr su participación en Mystic River si repite muy a menudo excesos como éste). ¿Seguro que esto es una reflexión sobre el ser humano? Me parece tan sólo un desmadrado culebrón de sucesos. Mal desordenado, además: las escenas iniciales, que deberían confundir, ofrecen demasiada información al espectador atento, quien (sí, yo) adivina enseguida el completo desarrollo (tanto en la anécdota como en la carga emocional) del filme.

Y lo que podría parece más logrado y sincero, el dolor de Naomi Watts ante la pérdida de sus seres queridos, me presenta un terrible problema: en más de un momento esas escenas me parecían un remake de AZUL.

Miedo me da Babel, que cada vez más parece un "más de lo mismo"... y esta vez en plan globalización. El padre Iñarritu nos observa. Lloverán Oscars, sin duda.
John Vincent Moon
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