El hombre de las sombras es un curioso thriller de tintes oscuros, que juega con la perspicacia de un espectador, que parece ver claramente una cosa, cuando en realidad es otra que no se imaginaba que podría ser.

El director Pascal Laugier ha sido capaz de crear una historia con el único propósito de confundir al espectador. De hacer que se implique en unas misteriosas desapariciones ocurridas en un pueblo extraño, casi fantasmal, para poner a prueba nuestras aptitudes deductivas.

Desde un principio, la historia comienza como una especie de juego macabro, al ver aparecer a la policía desde el interior de un túnel cegado por la oscuridad, buscando los cuerpos desaparecidos de unos niños pequeños, en un pueblo gris y solitario, escondido entre frondosos bosques, que recuerda mucho a la famosa teleserie de David Lynch y Mark Frost titulada Twin Peaks. Desde ese sofocante ambiente lleno de tensión y misterio, los guionistas nos trasladan unas horas atrás en el tiempo, para contarnos una historia de una enfermera y un niño que viven en una solitaria casa en el interior de un silencioso bosque. A partir de ese momento, el director empieza a experimentar con el poder de deducción de los espectadores, para ponernos a prueba, animándonos a intentar descifrar su intrigante juego de escenas misteriosas. La tarea no será nada fácil, pero gracias al ambiente desolador que nos presenta, el espectador que se vea atrapado por ésta extraña historia, intentará poner todo su empeño para averiguar el misterio que se esconde tras la desaparición de varias decenas de niños.
El que consiga adelantarse a los acontecimientos finales de la película se llevará una extraña sorpresa, ya que el señor Laugier habrá conseguido su objetivo, que no es otro que jugar con la suspicacia del espectador.