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Voto de Ferdydurke:
7
7,7
18.550
Drama
Los habitantes de un campo de refugiados del Kurdistán iraquí buscan desesperadamente una antena parabólica para poder estar informados del inminente ataque americano contra Irak. Los niños del campamento, liderados por un chico al que llaman "Satélite", se dedican a la recogida y venta de minas antipersona. Nuevos refugiados llegan al lugar: un joven mutilado, su hermana y un niño pequeño. Satélite quedará prendado de la triste belleza de la joven. (FILMAFFINITY) [+]
3 de noviembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los niños de la guerra. O los niños versus guerra.
Campo de refugiados kurdos en la frontera. Los días previos a la guerra de Irak, a la llegada de los americanos, sus posibles liberadores (esa es su esperanza, más o menos).
Tenemos tres personajes principales y un niño más pequeño. Satélite, el rey de los críos, el jefe de la ciudad, cacique bueno y valiente. El hermano manco, también bondadoso y arrojado. La chica, la dañada y destruida, la constante suicida y horrorizada víctima, muerta en vida. Y el infante "bastardo", no querido por su madre y siempre en un ay.
Es una película extraña y muy brillante. Logra poesía en el espanto. Aúna realismo y lirismo. Humor y tragedia. Naíf y terrible.
Es la narración de las andanzas del líder juvenil y antenista superdotado. Vemos cómo le sigue un ejército de niños (que desactivan minas que luego venden al mejor postor) y cómo se pasa el día de aquí para allá, negociando, trapicheando y ayudando a todo el que puede. Es, también, el relato del amor imposible, tierno, entre este artista de la supervivencia y la desquiciada madre prematura, el retrato de un anhelo truncado. A la vez que la mirada sobre otras delicadas amistades y rivalidades que surgen en medio de la barbarie y el desafuero.
Cierta naturalidad inocente, espontánea e imaginativa modera la brutalidad del fondo, implacable y cruel.
Recuerda, por el tono sincero, en algunos momentos al cine italiano de los cincuenta, ese neorrealismo esencial y despojado. También al cine japonés clásico, por su lograda mezcla de sutileza y rotundidad. Sin olvidar cierta impronta del documentalismo europeo más actual o incluso algo tiene del cine hispanoamericano de raíz popular y de mirada poética. Una amalgama bien digerida de influencias y acentos destilados/decantados.
El conjunto es muy apreciable, un tanto irregular pero bastante certero.
Campo de refugiados kurdos en la frontera. Los días previos a la guerra de Irak, a la llegada de los americanos, sus posibles liberadores (esa es su esperanza, más o menos).
Tenemos tres personajes principales y un niño más pequeño. Satélite, el rey de los críos, el jefe de la ciudad, cacique bueno y valiente. El hermano manco, también bondadoso y arrojado. La chica, la dañada y destruida, la constante suicida y horrorizada víctima, muerta en vida. Y el infante "bastardo", no querido por su madre y siempre en un ay.
Es una película extraña y muy brillante. Logra poesía en el espanto. Aúna realismo y lirismo. Humor y tragedia. Naíf y terrible.
Es la narración de las andanzas del líder juvenil y antenista superdotado. Vemos cómo le sigue un ejército de niños (que desactivan minas que luego venden al mejor postor) y cómo se pasa el día de aquí para allá, negociando, trapicheando y ayudando a todo el que puede. Es, también, el relato del amor imposible, tierno, entre este artista de la supervivencia y la desquiciada madre prematura, el retrato de un anhelo truncado. A la vez que la mirada sobre otras delicadas amistades y rivalidades que surgen en medio de la barbarie y el desafuero.
Cierta naturalidad inocente, espontánea e imaginativa modera la brutalidad del fondo, implacable y cruel.
Recuerda, por el tono sincero, en algunos momentos al cine italiano de los cincuenta, ese neorrealismo esencial y despojado. También al cine japonés clásico, por su lograda mezcla de sutileza y rotundidad. Sin olvidar cierta impronta del documentalismo europeo más actual o incluso algo tiene del cine hispanoamericano de raíz popular y de mirada poética. Una amalgama bien digerida de influencias y acentos destilados/decantados.
El conjunto es muy apreciable, un tanto irregular pero bastante certero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Le pondría solo dos pegas. Dos situaciones que, para mí, sobran. El hecho completamente innecesario de mostrar el pasado atroz de la madre violada, esas imágenes bélicas de asalto y horror sobraban, la alusión indirecta era más poderosa y evidente que cualquier exposición redundante y agresiva. Y la excesivamente recargada e inverosímil escena del niño pequeño rodeado de minas. La madre lo abandonó sin que explotase ninguna (?), más tarde el protagonista, sabedor del inmenso peligro, se mete en ese moridero con ¡una bici! (??) y, para colmo, se pone a lanzar objetos al niño atado (???), y, ya por último, explota la mina en la cara de los dos chavales y quedan (casi) sanos y salvos, le ponen las muletas y ya (????). En este sentido, creo que aquí, y quizás en alguna otra escena de la madre, se pierde el equilibrio y se tiende hacia cierto tremendismo un tanto manipulado, no porque no lo hubiera, ese horror, sino que por cómo está mostrado.
Bueno, son detalles, menores en comparación con los mayores aciertos, que no empañan esta original, valiosa y poderosa historia.
Bueno, son detalles, menores en comparación con los mayores aciertos, que no empañan esta original, valiosa y poderosa historia.