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Voto de Ferdydurke:
6
5,4
4.907
Comedia
Una camarera de Kansas City, bajo la influencia de un culebrón televisivo, sueña con ser enfermera. Cuando su marido, un mediocre vendedor de coches, resulta asesinado decide irse a Los Ángeles, convencida de que su novio es el protagonista del culebrón, concretamente el cardiólogo (Kinnear). Mientras tanto, los asesinos de su marido no consiguen encontrar la droga que éste escondió en su coche antes de morir. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña mezcla del cine de los Coen (patetismo pueblerino dentro de trama criminal grotescamente cómica) y el de Tarantino (pareja de profesionales que pasan los días en animada conversación mientras se dedican a expandir el mal) para hablarnos de la tremenda necesidad que tenemos de que nos engañen ("Miénteme. Dime... que todavía me quieres como yo te quiero a ti"), de buscar mentiras que nos salven (de la rutina, de la derrota, de... ), que nos permitan soportar la "realidad" (hacerla más llevadera, que no duela tanto).
Camarera (está claro que eligen esta profesión como sinónimo de pocas oportunidades) desesperada que sufre un trauma se tira de cabeza a culebrón chapucero. Una pareja de sicarios la persigue en su búsqueda chusca del paraíso hospitalario.
Entre la sátira inteligente y la completa bobada. Un poco de road movie, otro poco de comedia y algo de thriller; todo ello envuelto en un sarcasmo amable que arremete cariñosamente contra los paletos de Kansas (ese Aaron Eckhart transformado en garrulo insuperable; con "cabellera" de cenutrio y gafas de mostrenco), los asesinos de medio pelo, las penosas series de televisión, la ignorancia y el mal gusto del público, los sueños rotos de todo a cien, el amor como empalago delirante, los actores malos y creídos...
Fallida, descompensada y demasiado larga; se pierde en tonterías y al final no sabe lo que quiere decir; muere muda, confusa, dudando entre la comedia "feliz" y la celebración de la miseria (moral, intelectual, social.. ). Pero merece la pena; por su humor, inteligencia y acercamiento a un asunto, el de la pugna entre la realidad y la ficción, poco tratado en el cine más comercial.
Camarera (está claro que eligen esta profesión como sinónimo de pocas oportunidades) desesperada que sufre un trauma se tira de cabeza a culebrón chapucero. Una pareja de sicarios la persigue en su búsqueda chusca del paraíso hospitalario.
Entre la sátira inteligente y la completa bobada. Un poco de road movie, otro poco de comedia y algo de thriller; todo ello envuelto en un sarcasmo amable que arremete cariñosamente contra los paletos de Kansas (ese Aaron Eckhart transformado en garrulo insuperable; con "cabellera" de cenutrio y gafas de mostrenco), los asesinos de medio pelo, las penosas series de televisión, la ignorancia y el mal gusto del público, los sueños rotos de todo a cien, el amor como empalago delirante, los actores malos y creídos...
Fallida, descompensada y demasiado larga; se pierde en tonterías y al final no sabe lo que quiere decir; muere muda, confusa, dudando entre la comedia "feliz" y la celebración de la miseria (moral, intelectual, social.. ). Pero merece la pena; por su humor, inteligencia y acercamiento a un asunto, el de la pugna entre la realidad y la ficción, poco tratado en el cine más comercial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es genial la escena de la fiesta en la que Betty recita las frases de la serie y los demás creen que está actuando. Se ríen de los ridículos guiones de esos culebrones que gustan tanto y que cuentan las ridículas andanzas de médicos heroicos y sus romances bizarros, jugando hábilmente con la "locura" de ella. Y, relacionada, también es estupenda aquella otra escena en la que Renée fracasa como actriz; interpretar es asquerosamente real, crear ficción es un baño de realidad insufrible para alguien que se ha refugiado en ella; contradicción sutil que confunde los espejos y las perspectivas.
Lo más flojo son las pretendidamente divertidas, pero muy aburridas en el fondo, por obvias y torpes, conversaciones entre Freeman y Rock.
Personajes en lucha y disparate que coinciden en una sola cosa; el deseo de creerse mentiras, las que sean, casi da igual; unos optan por la ensoñación televisiva, otros, por el amor redentor.
Zellweger está soberbia; guapa, joven y controlando su tendencia a realizar un festival de mohínes. Kinnear es un actor fabuloso y poco reconocido.
Lo más flojo son las pretendidamente divertidas, pero muy aburridas en el fondo, por obvias y torpes, conversaciones entre Freeman y Rock.
Personajes en lucha y disparate que coinciden en una sola cosa; el deseo de creerse mentiras, las que sean, casi da igual; unos optan por la ensoñación televisiva, otros, por el amor redentor.
Zellweger está soberbia; guapa, joven y controlando su tendencia a realizar un festival de mohínes. Kinnear es un actor fabuloso y poco reconocido.