Media votos
4,2
Votos
2.750
Críticas
2.750
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
6
7,7
23.574
Intriga. Drama. Terror
Producción realizada para la televisión que narra la progresiva angustia de un hombre (López Vázquez) que se queda atrapado en una cabina telefónica. Lo que en principio parece un contratiempo sin trascendencia, se convierte poco a poco en una situación tan inquietante y terrorífica que provoca en el hombre una desesperación y una angustia sin límites. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deberíamos haber bajado de los árboles, ¿para qué tanta tontería/prisa?, ni dejar de andar a cuatro patas, más felices que hubiésemos sido quedándonos como estábamos, tan ricamente, simples y gozosos primates, nada de utensilios absurdos, esos cachivaches, instrumentos o aparatos, los malditos objetos, tanto para nada, para acumular polvo y ocupar sitio y destruir la naturaleza, el ecosistema, la tierra, el planeta, el universo entero con nuestra pesada huella, para acelerar la segura muerte, para ir (siempre) a ninguna parte, tampoco contratante, para volver al polvo apresuradamente, ese desguace, para entrar al trapo y caer en la ignominiosa trampa con tanta premura, para hacer el ridículo siempre hay tiempo, para darnos un baño de sangre, rojo fuego, mate, metálico, siniestro, muerto, recién pintado, a pleno sol, con algún miramiento.
Se siguen o seguían practicando los sacrificios humanos en los setenta, mejorando lo presente, ahora más tecnológicos, es lo que tiene el progreso bueno, a la última, me lo quitan de las manos, ese modelo, la gente que desaparece constantemente y de la que nunca más se sabe (Asesinato en 8mm.), paradero desconocido, no es casualidad, no están vivas, la escoba del sistema las barre, materia sobrante, remesa caduca, que venga o pase la siguiente.
El ángel exterminador es un teléfono que no funciona, no tiene línea, está sordo como una tapia, se ha callado, no tiene nada más que añadir al respecto del estado de la cuestión, silencio ominoso.
El hombre medio es un cordero, víctima propiciatoria, chivo expiatorio, claro.
La gente es cruel y también solidaria, depende, todo depende. Se ríe y (lo intenta) ayuda. No es nada personal, fue un accidente, un malentendido, un error muy acertado.
Te puedes librar y te puede tocar, no hay regla fija ni motivo real ninguno, le caíste tal vez mal al encargado de turno, a veces pasa, una mala mirada y ya, la desgracia a mansalva, excusas, bagatelas para una matanza, son solo inercias, tendencias de última hora, una lotería, una macabra carambola, un encaje de bolillos nimio, arte de birli birloque, la repanocha, madre mía.
En realidad, la puerta estaba abierta desde un buen principio hasta el mismo final. Él no quería salir y el resto tampoco quería entrar, ni pa ti ni pa mí, todo lo demás fue tramoya, monserga, comedia, social hipocresía, pantomima, fingía/n, farsa, falsas apariencias, actores y actrices, un guion y un director tras mucha bambalina, localizaciones y un rodaje y tanto payaso y algún suelto enano desperdigado, claque, una película y un premio y la posteridad que con los brazos abiertos siempre te espera hasta que te desperezas/desesperas o renuncias con todo el dolor de tu gran y simpático corazón a ella, sombras chinescas, espejismo fuego fatuo, las fallas de Valencia, esa luz mediterránea que aquí no es tal, como más madrileña.
Se siguen o seguían practicando los sacrificios humanos en los setenta, mejorando lo presente, ahora más tecnológicos, es lo que tiene el progreso bueno, a la última, me lo quitan de las manos, ese modelo, la gente que desaparece constantemente y de la que nunca más se sabe (Asesinato en 8mm.), paradero desconocido, no es casualidad, no están vivas, la escoba del sistema las barre, materia sobrante, remesa caduca, que venga o pase la siguiente.
El ángel exterminador es un teléfono que no funciona, no tiene línea, está sordo como una tapia, se ha callado, no tiene nada más que añadir al respecto del estado de la cuestión, silencio ominoso.
El hombre medio es un cordero, víctima propiciatoria, chivo expiatorio, claro.
La gente es cruel y también solidaria, depende, todo depende. Se ríe y (lo intenta) ayuda. No es nada personal, fue un accidente, un malentendido, un error muy acertado.
Te puedes librar y te puede tocar, no hay regla fija ni motivo real ninguno, le caíste tal vez mal al encargado de turno, a veces pasa, una mala mirada y ya, la desgracia a mansalva, excusas, bagatelas para una matanza, son solo inercias, tendencias de última hora, una lotería, una macabra carambola, un encaje de bolillos nimio, arte de birli birloque, la repanocha, madre mía.
En realidad, la puerta estaba abierta desde un buen principio hasta el mismo final. Él no quería salir y el resto tampoco quería entrar, ni pa ti ni pa mí, todo lo demás fue tramoya, monserga, comedia, social hipocresía, pantomima, fingía/n, farsa, falsas apariencias, actores y actrices, un guion y un director tras mucha bambalina, localizaciones y un rodaje y tanto payaso y algún suelto enano desperdigado, claque, una película y un premio y la posteridad que con los brazos abiertos siempre te espera hasta que te desperezas/desesperas o renuncias con todo el dolor de tu gran y simpático corazón a ella, sombras chinescas, espejismo fuego fatuo, las fallas de Valencia, esa luz mediterránea que aquí no es tal, como más madrileña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Él no muere, deja de existir simplemente. Agustín González se ahorca de aquella manera, recuerdos del futuro, fue una triste premonición, se acuerda mucho, añora Belle Époque.
El hijo de López Vázquez, cuando vuelva del colegio como cada día, pondrá la tele y nunca más pensará en su padre, creerá que nació de nadie, del viento, una mota o partícula de polvo olvidada, a bote pronto, por un casual, quítame allá esas pajas, por propia iniciativa privada, cuestión personal, como colofón, sin intelectual o física colaboración ninguna, autodeterminado, Barón de Munchausen, hijo de todos, de los hombres.
No había cabina ni roja, era en verdad una tienda de campaña verde camuflada, la última ola o grito, a la espera de la próxima guerra, de la extinción, de maniobras.
Jodorowsky la hubiera hecho constatado/argüido todavía mejor si cabe. Con más color y emoción.
Ligeti (en verdad la parte coral que suena al final parece que proviene de El triunfo de Afrodita de Carl Orff nada menos) no hubiera estado nada mal tampoco.
Garci fue o era Ray Bradbury. Solo más tarde se volvió cura, abandonó el mundanal ruido e hizo los votos de castidad, palabra o silencio y pobreza aproximadamente, la obediencia debida se da(ba) por hecha.
López Vázquez hubiera sido un buen entrenador de fútbol de Primera. Cuestión de proponérselo, de ponerse a ello, cuestión de perspectiva (no tanto de género, más bien genérica).
¿Por para qué esa necesidad de hablar compulsivamente para na, a la distancia?
Apuntes para una batalla.
Viva Mercero.
El hijo de López Vázquez, cuando vuelva del colegio como cada día, pondrá la tele y nunca más pensará en su padre, creerá que nació de nadie, del viento, una mota o partícula de polvo olvidada, a bote pronto, por un casual, quítame allá esas pajas, por propia iniciativa privada, cuestión personal, como colofón, sin intelectual o física colaboración ninguna, autodeterminado, Barón de Munchausen, hijo de todos, de los hombres.
No había cabina ni roja, era en verdad una tienda de campaña verde camuflada, la última ola o grito, a la espera de la próxima guerra, de la extinción, de maniobras.
Jodorowsky la hubiera hecho constatado/argüido todavía mejor si cabe. Con más color y emoción.
Ligeti (en verdad la parte coral que suena al final parece que proviene de El triunfo de Afrodita de Carl Orff nada menos) no hubiera estado nada mal tampoco.
Garci fue o era Ray Bradbury. Solo más tarde se volvió cura, abandonó el mundanal ruido e hizo los votos de castidad, palabra o silencio y pobreza aproximadamente, la obediencia debida se da(ba) por hecha.
López Vázquez hubiera sido un buen entrenador de fútbol de Primera. Cuestión de proponérselo, de ponerse a ello, cuestión de perspectiva (no tanto de género, más bien genérica).
¿Por para qué esa necesidad de hablar compulsivamente para na, a la distancia?
Apuntes para una batalla.
Viva Mercero.