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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
4
Terror. Fantástico Tras presenciar la muerte de su hermana bajo las garras de un lobo, la joven Rosaleen regresa a casa de su abuela, lugar donde ella acostrumbra a contar historias acerca del hombre lobo y del peligro que entrañan los hombres cejijuntos. (FILMAFFINITY)
7 de junio de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es en mi dubitativa y cambiante, como sombra en la noche sin apenas luz, opinión una película más para analizar y conversar, quizás escribir o desmenuzar, que para disfrutar realmente. Ya que, por lo menos en la copia de televisión que yo padecí, la fotografía oscura, la ambientación de cartón piedra, los modestos medios y los demasiados años que llovieron sobre sus efectos especiales le hicieron un flaco favor, bastante daño al resultado final. Lo mismo que su interesante pero complicada estructura de muñecas rusas o las mil y una noches de los cuentos de la vieja, es decir, sueños, deseos, cambio de tiempos, historias inventadas, relatos simultáneos o a contrapelo que devienen en suma abigarrada, descompensada, confusa y también repetitiva que alterna un infantilismo simplón con un turbador acercamiento a la cara oculta de las cosas, resumiendo, estrepitosa turbamulta indecisa, pasacalles ruidoso o mezcolanza bastarda y caótico-aburrida.
Suponemos, parece claro, que se trata de visitar la trastienda un tanto hermética y muy simbólica de la tradición oral más resistente, la que cristalizaría a través de la pluma de escritores como Perrault o los hermanos Grimm y sería, todavía mucho más adelante, vuelta a retocar y revirar y posmodernizar por autores como, en este caso, Angela Carter, la prestigiosa escritora inglesa.
Ese fondo común cultural que trata de dar forma a miedos muy profundos y arraigados, los que quizás podríamos resumir en dos grandes grupos muy relacionados entre sí, amamantados bajo la misma madre luna, a saber:
a) El bosque como pozo sin nombre y vivero de monstruos y horrores. La naturaleza siempre amenazante. Los animales como hermanos y enemigos, en lucha con ellos, cuando todavía no los habíamos convertido en tristes mascotas, carne de cañón manufacturada y bien presentada en nuestros mejores centros alimenticios o simplemente han sido eliminados o desaparecidos. Concretamente los lobos, temidos por su voracidad, fiereza y cercanía.
b) Lo otro, lo animal-natural, lo de fuera, esa bestia asesina o solamente peligrosa como reflejo torturado y exacto de nuestra parte suprimida y tan temida, deseada y culpablemente placentera. El sexo en sus mil y un formas, tabúes y dolores. Especialmente aquí centrados en el crucial caso de las niñas que dejan de serlo, cruzan la frontera sangrienta y son posibles víctimas o victimarias de todo tipo de espantos y deleites. La mujer, la niña, la adolescente, la abuela, las cuatro cruzadas en el mismo punto, el mismo ser reproducido en diferentes estadios; con el cuento de Caperucita como metáfora perfecta de todo el asunto escindido y peliagudo. Capa roja, niña-mujer atacada, bosque, lobo, abuelita, cazador. Está todo y nada sobra.
Por lo tanto, muy sugestiva pero fallida recreación de temas eternos y esenciales para entendernos como especie; el cuento como pequeña cápsula de verdad, el sexo como terreno minado, la mujer como centro del mundo y el animal humano como ser dividido entre el cielo ordenado y la tierra carnívora, entre el instinto disolvente y la razón aglutinadora.
Fin (por ahora).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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