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Voto de Ferdydurke:
6
6,6
26.491
Drama
Chesley “Sully” Sullenberger es un piloto aéreo que en 2009 se convirtió en un héroe cuando, al poco de despegar, su avión se averió y logró realizar un aterrizaje forzoso del aparato en pleno río Hudson, en Nueva York, con 155 pasajeros a bordo. (FILMAFFINITY)
10 de noviembre de 2016
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película de fondo sencillo, un héroe americano en todo lo alto, de estructura alambicada, constantes saltos temporales y varios puntos de vista sobre un mismo hecho, y con diversas capas de cierto interés y posible intríngulis.
Es una de esas noticias que oyes y luego olvidas inmediatamente, son tantas, te pilla un poco lejos y en tu memoria se confunde con otras de mayor o menor importancia. Pero es evidente que es una gran historia, fascinante por momentos. Ese amerizaje en pleno río Hudson y con un frío que pela, esa decisión iluminada, o no, y tan arriesgada, o sí. Alude a los mitos primeros, a nuestras esencias más comunes, primitivas y humanas; a la fragilidad física frente a fuerzas abismales, al azar como motor de la vida, a la comunidad como ayuda, a la sabiduría y rectitud moral como esperanza...
Vemos el accidente desde varios puntos de vista:
a) Como pesadilla recurrente, lo que podría haber pasado si no sale bien la jugada, estrellados.
b) Como decisiones "técnicas" de unos profesionales con poco tiempo y mucho peligro.
c) Como simulación. El factor humano sustituido por la tecnología.
Todas estas perspectivas son narradas en distintos momentos, con lo que el hecho queda desmenuzado en muchos y diferentes y ricos aspectos. Pero nosotros podemos desarrollar algunos un poco más, que no quede.
Es una de esas noticias que oyes y luego olvidas inmediatamente, son tantas, te pilla un poco lejos y en tu memoria se confunde con otras de mayor o menor importancia. Pero es evidente que es una gran historia, fascinante por momentos. Ese amerizaje en pleno río Hudson y con un frío que pela, esa decisión iluminada, o no, y tan arriesgada, o sí. Alude a los mitos primeros, a nuestras esencias más comunes, primitivas y humanas; a la fragilidad física frente a fuerzas abismales, al azar como motor de la vida, a la comunidad como ayuda, a la sabiduría y rectitud moral como esperanza...
Vemos el accidente desde varios puntos de vista:
a) Como pesadilla recurrente, lo que podría haber pasado si no sale bien la jugada, estrellados.
b) Como decisiones "técnicas" de unos profesionales con poco tiempo y mucho peligro.
c) Como simulación. El factor humano sustituido por la tecnología.
Todas estas perspectivas son narradas en distintos momentos, con lo que el hecho queda desmenuzado en muchos y diferentes y ricos aspectos. Pero nosotros podemos desarrollar algunos un poco más, que no quede.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En primer lugar, hay que destacar la pura casualidad, de cómo unas aves pueden echar abajo un avión. Después, se puede entender como un pequeño ensayo sobre lo que supone un oficio, la dedicación, inteligencia práctica y disciplina que conlleva si se domina como dios manda, mucho más si ese trabajo puede poner nada menos que vidas en juego. Finalmente, lo humano como esa capacidad que nos distingue del resto de animales y, también, de las máquinas, esa posibilidad de manejar con una mezcla de habilidad, intuición y precisión ingentes cantidades de información y experiencia adaptadas a un momento concreto y sin casi tiempo para decidir. Por último, sería un canto al optimismo, a la confianza, a los hombres y mujeres, a la ciudad de Nueva York y todos sus trabajadores.
Vayamos ahora con el tito Clint. Sorprende la soltura, fluidez, eficacia y gracia con la que cuenta la historia, esa ligereza clásica que se traduce en economía narrativa y rotundidad moral. Destacaría la parte en la que cuentan los "hechos concretos", los conocidos y admirados. No tanto la recreación dramática de ciertas escenas (costumbrismo forzado y pueril), algún personaje (esa mujer, la siempre estupenda Linney, sobraba ahí, no aporta nada más que frases chorras y algún te quiero). En cuanto al "truco" que utilizan para que haya cierta tensión y conflicto y que no sea solo el previsible paseo triunfal del héroe, esa especie de juicio sumarísimo con malosos gerifaltes de la aviación y sus secuaces poniendo en un brete a nuestro santo, da ternura y risa, es simplón y llevadero, no muy creíble (en el tono, en el modo, por supuesto que no niego que sucediera algo más o menos similar) y bastante gracioso ver cómo Hanks-Sully se los come vivos a poco que le dejan manejar el show y tomar la palabra. La única pega que le pongo es que resulta imposible que nos pudiéramos creer de ninguna de las maneras que su proeza podría ser ni tan siquiera mínimamente cuestionada. Sí, claro, el Clint y el Tom se van a poner a estas alturas a derribar mitos, a la vejez viruelas. Para los pocos que van quedando, hay que conservarlos como oro en paño.
Es, en verdad, un cuento de Navidad sobre un Papá Noel muy bonachón y venerable que nos lleva de la mano en tiempos oscuros, muy fríos, cuando murieron todos los ideales y nos quedamos a la intemperie. Clint sabe que es necesario rescatarlos, a los faros morales, de entre los muertos si hiciera falta, inventarlos si no los hubiera, buscarlos entre las sombras, con mucho más motivo hacerles un monumento, y una película, si da la casualidad de que están todavía vivos y te los encuentras de frente, a la vuelta de la esquina; cualquier cosa mejor que este desierto desolado y sin referentes. La máquina de crear leyendas de pasión debe seguir funcionando a todo trapo.
También se podría ver, aunque las circunstancias sean tan diferentes, como el reflejo feliz, sanador, de la desgracia de dos mil uno, allí nada se pudo hacer, ocho años más tarde, en cambio, un hombre bueno sí que lo pudo evitar,e l gran desastre. De hecho, esa pesadilla explícita en la que Sully ve cómo el avión se estrella sería la reproducción ominosa de unos sucesos atroces que quedaron grabados a fuego en el inconsciente dolorido de la sociedad norteamericana.
Otro asunto sería más pesimista, o de cómo los poderes están tan corrompidos que son incapaces de aceptar una hazaña por muy evidente que sea. Lo contrario de la gente humilde que se encuentra Sully por el camino y que lo tratan como si se hubieran encontrado a Spiderman nada más salvar la ciudad de las maldades del Duende Verde.
Un buen disfrute, sin alharacas ni grandes alardes, simpático, emocionante, infantil y encantador. Como comerse un helado tan ricamente en un Julio neoyorquino junto al río.
Vayamos ahora con el tito Clint. Sorprende la soltura, fluidez, eficacia y gracia con la que cuenta la historia, esa ligereza clásica que se traduce en economía narrativa y rotundidad moral. Destacaría la parte en la que cuentan los "hechos concretos", los conocidos y admirados. No tanto la recreación dramática de ciertas escenas (costumbrismo forzado y pueril), algún personaje (esa mujer, la siempre estupenda Linney, sobraba ahí, no aporta nada más que frases chorras y algún te quiero). En cuanto al "truco" que utilizan para que haya cierta tensión y conflicto y que no sea solo el previsible paseo triunfal del héroe, esa especie de juicio sumarísimo con malosos gerifaltes de la aviación y sus secuaces poniendo en un brete a nuestro santo, da ternura y risa, es simplón y llevadero, no muy creíble (en el tono, en el modo, por supuesto que no niego que sucediera algo más o menos similar) y bastante gracioso ver cómo Hanks-Sully se los come vivos a poco que le dejan manejar el show y tomar la palabra. La única pega que le pongo es que resulta imposible que nos pudiéramos creer de ninguna de las maneras que su proeza podría ser ni tan siquiera mínimamente cuestionada. Sí, claro, el Clint y el Tom se van a poner a estas alturas a derribar mitos, a la vejez viruelas. Para los pocos que van quedando, hay que conservarlos como oro en paño.
Es, en verdad, un cuento de Navidad sobre un Papá Noel muy bonachón y venerable que nos lleva de la mano en tiempos oscuros, muy fríos, cuando murieron todos los ideales y nos quedamos a la intemperie. Clint sabe que es necesario rescatarlos, a los faros morales, de entre los muertos si hiciera falta, inventarlos si no los hubiera, buscarlos entre las sombras, con mucho más motivo hacerles un monumento, y una película, si da la casualidad de que están todavía vivos y te los encuentras de frente, a la vuelta de la esquina; cualquier cosa mejor que este desierto desolado y sin referentes. La máquina de crear leyendas de pasión debe seguir funcionando a todo trapo.
También se podría ver, aunque las circunstancias sean tan diferentes, como el reflejo feliz, sanador, de la desgracia de dos mil uno, allí nada se pudo hacer, ocho años más tarde, en cambio, un hombre bueno sí que lo pudo evitar,e l gran desastre. De hecho, esa pesadilla explícita en la que Sully ve cómo el avión se estrella sería la reproducción ominosa de unos sucesos atroces que quedaron grabados a fuego en el inconsciente dolorido de la sociedad norteamericana.
Otro asunto sería más pesimista, o de cómo los poderes están tan corrompidos que son incapaces de aceptar una hazaña por muy evidente que sea. Lo contrario de la gente humilde que se encuentra Sully por el camino y que lo tratan como si se hubieran encontrado a Spiderman nada más salvar la ciudad de las maldades del Duende Verde.
Un buen disfrute, sin alharacas ni grandes alardes, simpático, emocionante, infantil y encantador. Como comerse un helado tan ricamente en un Julio neoyorquino junto al río.