Media votos
4,2
Votos
2.763
Críticas
2.763
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
5
6,6
1.028
Drama
Mientras recorre el desierto de Arizona, Homer Smith, un trabajador itinerante, conoce a cinco monjas que viven en una situación muy precaria. Tras reparar las goteras del granero de la comunidad, Homer se encuentra con que la Madre Superiora no sólo no piensa pagarle ese trabajo, sino que además quiere que le construya gratis una capilla. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comienzo parece el de una peli porno o el del seductor de Siegel y... (oh) no, qué desgracia tan casta la nuestra, en otra ventanilla, más bien es el de Depredador, un alienígena llega a la tierrra en volandas desde el espacio exterior propulsado por un objetivo a cumplir, Abbadón el exterminador y... tampoco (ni barbarie nos dejan, ni jodienda ni violencia que llevarse a la boca, a pan y agua), o el de qué bello es vivir y el ángel Clarence que necesita alas (ya lo cantaba Machín, también por allí hay angelitos negros) y... tal vez (sí). El caso es que los parias del mundo, famélica legión, el pueblo unido jamás será vencido, la grey se levanta el armas (las del amor y el trabajo y el buen dios que todo lo ve y sabe, nos espía desde la ranura) y construyen la Capila, sí, los mexicanos, siempre tan serviles y sumisos y felices en estos cosos cinematográficos gringos, todo vale con ellos, las alemanas austriacas católicas emigradas y el baptista errante negro que tiene por casa apenas su coche el pobre, más nada. El enemigo terrible es un atroz capitalista que..., obviamente, también es la mar de majo y saleroso, generoso y comprensible, aquí to er mundo é güeno y a mucha honra o si no, con todo el ahínco posible se pone a ello, paga el precio o seguro divino, el de vida o ultratumba, se compra o alquila un lugar en el cielo o paraíso, Dios nos vale igualmente como gran empresario que arrienda un terreno a precio de oro pero al fin y al cabo tan justo, no le hace ascos a nada, mucho menos a la economía, no ha lugar por tanto en esta obra a vesania, insania o villanía ninguna, a tipos o tipejos como Hobbes, Marx o Schopenhauer, esa mala gente (innecesaria), pajarracos de horroroso agüero, no nombres a la bicha que me pierdo, lo opuesto, un optimismo recio y sacrificado rige esta historia con mano suave de hierro que tiene un tono medio simple dulce algo desaborío tan agradable y amable como sinsorgo y precioso y maravilloso.
Te vende bien la moto. Pero esta es de poca cilindrada. No hay prisa. La muerte, la cabrona, y Dios, el buen señor, pueden esperar tan tranquilamente.
Te vende bien la moto. Pero esta es de poca cilindrada. No hay prisa. La muerte, la cabrona, y Dios, el buen señor, pueden esperar tan tranquilamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El final es perfecto bello. Como Shane en Raíces profundas o Eastwood en El jinete pálido o Landon en Autopista hacia el cielo o Hasselhoff en el coche fantástico o El equipo A siempre que una vez realizado su cometido, limpiado/expurgado de mal el lugar, arreglado el mundo en un pequeño lugar o comunidad como metáfora de todos los sitios o demás, hasta los más recónditos, alzaban el vuelo y se lanzaban de cabeza a una nueva aventura en la que volver a desfacer tremendos entuertos y construir el bien y la belleza, la bondad y la hermosura hip hip hurra, sin flirt siquiera, sin novia o amorío que aquí no pega ni cuenta ni mucho menos la tan socorrida tonta ironía, a otra cosa.
El mejor personaje de la función es qué duda cabe el de la monja aviesa jefa de todas las cosas habidas y por haber, madre de todos nosotros, de la humanidad entera, titánica, armagedónica, imperial, inconmensurable, atómica, tocada por la gracia y en duelo a muerte más bien a tanta vida con el negro primero, el que representa la idea platónica de la negritud humana más excelsa como él mismo les enseña a las monjitas buenas valga el pleonasmo al principio, en fin, que acabo ya yo cantando y también bailando de paso en honor a dios o lo que sea eso, ea.
El mejor personaje de la función es qué duda cabe el de la monja aviesa jefa de todas las cosas habidas y por haber, madre de todos nosotros, de la humanidad entera, titánica, armagedónica, imperial, inconmensurable, atómica, tocada por la gracia y en duelo a muerte más bien a tanta vida con el negro primero, el que representa la idea platónica de la negritud humana más excelsa como él mismo les enseña a las monjitas buenas valga el pleonasmo al principio, en fin, que acabo ya yo cantando y también bailando de paso en honor a dios o lo que sea eso, ea.