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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Documental. Comedia Muchos hijos, un mono y un castillo son los deseos con los que soñó Julita Salmerón desde niña, y los tres se han convertido en realidad. Cuando el menor de sus hijos se entera de que su madre ha perdido la vértebra de su bisabuela asesinada, guardada a lo largo de tres generaciones, la familia emprende una divertida búsqueda entre los más peculiares y extraños objetos que Julita ha ido acumulando a lo largo de sus más de ochenta años. ... [+]
20 de diciembre de 2017
24 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo puede ser spoiler (material muy delicado, peligro, no leer si no es con guantes, buzo y escafandra, todo junto, mezclado y superpuesto varias y sucesivas veces).
Falangista, masona y medio atea. Lista, fuerte y graciosa.
Mujer de armas tomar, original, con una inteligencia atrabiliaria y una voluntad colosal, nos hace un pequeño regalo de anticipada Navidad en forma de documental sencillo y honesto del bueno de Salmerón.
En la búsqueda de la vértebra perdida. Ese es el leitmotiv de la historia. ¿El macguffin? ¿Dónde se habrá escondido la traidora entre los millones de trastos que cubren la vida de esta buena y puñetera señora?
Entre bromas y veras, sutil y simpáticamente, se van desgranando los hilos de esta familia numerosa de clase media de pasado nefando (como el de todos en esa época) bélico (muerte a manos rojas de una bisabuela del director), muchos meandros y un presente recién visitado por esa crisis abyecta que se inventaron unos pocos para que todos pagáramos la fiesta.
Tres deseos y un misterio. Como en un cuento de niño con un genio.
Los deseos fueron concedidos. Poco a poco. Sin prisa pero sin pausa. Primero fueron llegando los hijos, después, el rabioso mono, finalmente, herencia inopinada mediante, el castillo.
Cada vez que abre la boca la señora Julita, hay sustancia y regocijo, inventiva, luminosidad y mucha vitalidad. En los ratos que ella calla, ya lo demás nos da igual, no nos importa, nada. Que se callen todos y hable (solo) ella.
El padre es una nota a pie de página de su historia, la más importante y la más cachonda (cómo le trata, quiere y zarandea). El buen y paciente señor se empequeñece, empitufa y liliptutiza en presencia de la reina de la casa, lo normal, pobre, dichoso hombre.
Que es una mujer de las de antes, de las que ya no se hacen o quedan apenas, no las dejan, perdidas, acogotadas y movidas de acá para allá sin cencerro como vacas por tantos malos vientos (por una religión moderna que las quiere debilitar, adormecer y llenarlas de pena) que ni pueden ni quieren (¿o sí?) tomarse todo (la vida entera) con tanto humor, desparpajo y sabiduría como hace esta magna señora, arrostrar con tanto valor el inevitable, implacable, constante sufrimiento que a todos, más tarde o más temprano, llega.
Modesta, corta, necesaria (sí, debíamos conocerla, no hubiera estado nada bien perdérnosla) película en la que vemos el auge y caída de la familia Salmerón, que se hicieron ricos, perdieron el castillo y tuvieron que volver, ¿todos los hijos?, a la casa materna tras la lucha infructuosa en las cruzadas. Una derrota alegre, bien llevada, del único modo, así es todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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