Venga, pico y pala, a explicar se ha dicho, a rellenar agujeros que ni Tiger Woods en sus mejores tiempos, empiezan por la primera parte, se ve que son ordenaditos, ah, vaya, perfecto, era eso, unos parásitos como en aquella película coreana de cuyo nombre no quiero acordarme, excelsa, okupas de última generación, allí se llaman de otra manera mucho más chula, impresiona, acojona, está claro que son los USA, aquí no sería creíble, te darías de bruces con los intrusos hasta en el cagadero, sigamos, bueno, claro, con tantos cabos sueltos, los hilos desmadejados, de su padre y de su madre cada uno, para tratar de que aquello tenga un pase y algo case se tienen que tirar sus muy buenos ratos haciendo apaños, apuntalando, albañilería las veinticuatro horas al día, de bolillos encaje, tienen que recurrir a todo tipo de ardides y remiendos de lo más graciosos o variopintos, será por echarle cuento, ya que si no, de lo contrario, no hay modo de que aquello tenga algún sentido, sea, colisiones, majaderías, estupideces, encontronazos absurdos, objetos voladores, visiones grotescas, lluvia dorada, vamos, que casi no se puede ni de creer, harakiri, no sé, desde esa taza que rompe con todas las leyes conocidas de la física y, también, de la astrofísica, es la cabrona teledirigida, pasando por la frase del chaval de no voy a permitir que te interpongas en mis planes como si fuera un, todavía más si cabe, risible villano de telenovela, más el golpetazo de ella tan casual, más el cangelo que tiene la pobre allí perdida en el bosque que de miedo se nos muere y no se le ocurre otra cosa que ir directa a la fergoneta a ver qué pilla en un repente (como poco una buena somanta de hostias, no somos nada), como los insectos a la luz, o el comportamiento atorrante y perturbado del chico que justo en el último suspiro te lo justifican cuando ya nada importa, qué cojones ahora me cuentas, en fin, y luego ya el sindiós o descojono definitivo cuando cruzan las dos historias a través del maloso y ahí ya es el acabose, qué arte que tienen, aunque por otra parte (todo) tan obvio, hombre, blanco y policía, tres en uno, la santísima trinidad, tenía que ser él, no había otra, el negro o la mujer o el cristalero está claro que no, no habían roto un plato. Nadie es racista, machista o clasista en estos casos peliculeros, son todos y todas la mar de buena gente, faltaría menos.
Hay que reconocer el intento de crear tensión misterio u horror a lo casi Donnie Darko al de todo principio con esos movimientos de cámara y ese uuu uuu de la banda sonora y el esfuerzo ímprobo para montar todo el puzzle, el lego, el sudoku, para decir esta boca es mí sobre cada cosa, loable, pero el modo de hacerlo es tan cogido por los pelos, ridículo y forzado o poco verosímil que no hay manera de pechar con ello ni posible arreglo, total siniestro.
Ah, y me olvidaba de la resurreción del chaval al final o de Helen Hunt jajaja que no sé si causa más asombro o envidia, yo también quiero de eso, dámelo todo, lo que se ha hecho en la puta cara, ni al loco de Harry el sucio le dejaron tan guapo, eso sí que es claridad de ideas y perspicacia, lucidez, criterio, con esa faz tan aseada es imposible poder tener algún tipo de miedo viendo esto, quedas vacunado para los restos, te veo y piensas en sus ojos, en su rostro y ya estamos buenos, directos al cielo, genial el careto, me cago en el Joker y todos sus ancestros.