El médico. Azúcar. Átale. Embolao.
Harry es "la única constante en un universo cambiante". Su trabajo consiste en "poner un dedo para tapar una brecha en una presa".
Estaba claro que me faltaba algo, que no estaba completo como ser humano, tenía un vacío en el corazón y un agujero en el alma, solo había visto, y por supuesto criticado, faltaría más, cuatro de las cinco de esta serie legendaria, esta que ahora nos ocupa, la muy cabrona, se me escurría o resistía, agua entre los dedos. Pero por fin llegó el señalado y esperado día.
Obra escondida. De significado evidente, pero nunca dicho o más bien callado/silenciado/censurado por el omnímodo poder al que nada le gusta que le escupan a la cara.
Al grano.
Es un ensayo feminista. De primer orden y con todas las olas del mar dentro. Adelantada a su tiempo. Visionaria. Avant la lettre.
Presenta tres modelos femeninos empoderados, de rompe y rasga, con dos cojones, mucho mejor ovarios, que toman el control de sus vidas, las riendas, y se enfrentan a cara de perro a los malditos, siempre tan jodidos y violentos, hombres, esos seres repulsivos, infectos.
Feminista 1 (esto va de menor a mayor importancia, de un escalón evolutivo inferior a otro superior). La pescatera de armas tomar, cuidado con ella, que celebra debidamente la muerte repentina de su asqueroso marido (ya era hora, tocaba) y que protege a los lerdos de sus hermanos por eso de la sangre que mucho tira. Es valiente y pundonorosa, le sobran agallas, pero le faltan lecturas concienzudas y claridad de ideas. Es, tal vez, demasiado primaria y un tanto bruta, muy cazurra y algo ruda, brusca. Tiene un papel muy secundario, pero queda. Sería una buena soldada (que le suban el sueldo ya de paso, qué pasa).
Feminista 2. La jefa de la banda. Pelirroja. La que parte y reparte. Tremenda. Lady Macbeth, La Mamba Negra y en Kill Bill Uma. Nada se calla. Nadie la frena. Los tiene acojonados a todos. Les canta las cuarenta. Les torea. Es salvaje y lúcida. Orgullosa y brava. No la tosen. Se adelanta a la jugada. La ve venir. Es muy sabia. Y tiene un gran sentido del humor, el rasgo que define a los seres más humanos e inteligentes. Falla o flojea en la quizás falta de cierta sororidad, ay, qué pena, se ciega, el juego, la diversión, le pierden, tanta jodienda, pero en el fondo también es hermosa, muy buena y, esperemos, duradera. También cojea en su desesperada necesidad de que un macho feroz la cubra, no es autosuficiente a ese interesante respecto, ya que tampoco ha explorado debidamente el maravilloso mundo del bollo (mejor Safo si no somos tan homófobos, hermanas y hermanos os lo ruego), eso que se pierde y ni siquiera lo sabe la pobre, el lesbianismo político o militante, esa entente placentera edificante, muy ignorante, es lo que tiene. Sería una buena militar para la causa, pero habría que dirigirla con mano de hierro para que no desbarre. Generala. Necesitaría una guía o madrina, una brida, otra mujer que la organice y gobierne, que tire de ella. Pero es muy aprovechable. Vale mucho la pena la gran señora que tanto ríe.
Feminista 3. La obra perfecta o maestra. Sublimada. Aprendió a fuerza de golpes la terrible lección, la dura realidad de las pobres mujeres en el mundo patriarcal y ha decidido tomar cartas en el asunto, hacerse cargo. Es una artista y una guerrera, tiene el alma escindida, es dual, ambidiestra, complementa la teoría con la praxis, la acción y el pensamiento (Introducción a la filosofía sería su obra en ciernes), reflexiva y decidida. Ni miedo ni esperanza. No necesita a los hombres salvo como ocasional desahogo, y no con cualquiera, mucho ojo, solo con los más aptos o privilegiados se echa, elige con celo y tino, usar y tirar, en las noches más oscuras o cuando el espíritu titila, y elimina sin dudarlo ni un segundo a los que sobran, tantos, mucho repugnante bicho viviente que asola, ella los purga (si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, da mucho fruto).