Las excepciones al dicho de: "segundas partes nunca fueron buenas", son escasas. Paul King lo consigue con esta segunda entrega de las andanzas de este osezno que ya triunfó en su primera entrega bajo la misma batuta de King. El logro del director es que supera su propia marca y "Paddington 2" en una exquisita y cuidada producción nos hace gozar de una comedia familiar divertida y emotiva tan dulce, que no empalagosa, y deliciosa como la mermelada de naranja que fabrica Paddington. El guión, esta vez a cuatro manos, y la puesta en escena que nos recuerda por momentos a Wes Craben, nos lleva en volandas desde el slapstick más genuino a la acción desenfrenada. La animación del oso ha mejorado y las incorporaciones de un desaforado Hugh Grant y el impagable Brendan Gleeson son un acierto sin paliativos. La coda final pone la guinda a este "pastel para todos los gustos" que no solo sacia sino que deja un buen regusto a amistad y buena convivencia en un mundo necesitado de ambas.

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