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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
9
Comedia Basada en hechos reales, cuenta la historia de Henri Verdoux, un hombre de doble vida. Por un lado es un respetable hombre casado padre de un hijo, pero por otro es un seductor que, bajo otra identidad, se dedica a casarse con viudas ricas a las que posteriormente asesina para quedarse con su fortuna. (FILMAFFINITY)
2 de octubre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los 57 años de Chaplin del año 47 eran ya más que suficientes para que el inmortal "vagabundo" hubiera madurado. Charlot aún aparecía a modo de despedida en el anterior film "El gran dictador" (1940), la primera de las películas sonoras de Chaplin y aún en esta se resiste a desaparecer del todo y se trasluce bajo la piel y los movimientos de un Chaplin-Verdoux todavía en una forma física excelente.
Pero evidentemente algo había cambiado, sobre todo una segunda guerra mundial que certificaba lo poco que nos importaban los millones de muertos de la primera y que no auguraba nada bueno en pos de una tercera.
Lo que no pudo el crack del 29, arruinarlo, lo consiguió este personal proyecto de un Chaplin autor integral que no quería que su legado artístico se limitara al personaje de Charlot por muy grande que este fuera como acabó pasándole a su admirado Mario Moreno con Cantinflas.
El "respetable" no perdona que sus ídolos se comporten de formas diferente de aquello por lo que fueron elevados a sus altares. Y la sociedad conservadora ganadora de la guerra no podía admitir que alguien tan popular les pusiera delante de sus narices la hipocresía de sus actos. En definitiva un fracaso económico del que Chaplin pudo escapar gracias a Charlot y la reposición de "Luces de la Ciudad".
El genio no obstante quedó tocado y desengañado de un país donde las libertades eran cada vez más acotadas en base a la sacro santa seguridad nacional, cajón de sastre y río revuelto donde sacan tajada los de siempre.
La idea original partió de Orson Welles pero no llegaron a un acuerdo y Chaplin compró los derechos y adaptó la historia del famoso asesino de viudas francés Landrú en una tragicomedia a la que el único pero que se le puede poner es su excesiva duración.
La seguridad con la que rueda Chaplín, su esmerada planificación y puesta en escena, la excelente fotografía y su magnetismo personal como actor ante la cámara nos dejan un rosario de escenas memorables tan trágicas y emotivas como divertidas en un alarde de humor negro.
Por si no fuera suficiente se permite el lujo de decir lo que piensa en cuanto a la religión, los valores del sistema capitalista y las justificaciones de las guerras. No se lo perdonaron.
"La más inteligente y brillante de mi carrera", así es como la definió el propio Chaplin. Tuvo que exiliarse en Inglaterra y dejar que pasaran unas décadas para que se lo reconocieran.
ELZIETE
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