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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
6
Drama Crónica tensa e intensa de 24 horas en la vida de tres compañeros de juerga que van dejando un reguero de destrucción, de sexo equívoco y reprimido, y también cerrando puertas tras tirar las llaves, como si de manera deliberada buscaran la perdición. (FILMAFFINITY)
14 de abril de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escritor y periodista orensano Eduardo Blanco Amor (1897-1979) publicó en 1959 desde Argentina una obra clave en la narrativa en gallego "A Esmorga" (Parranda) reeditada en España en 1970. Ya tuvo una primera adaptación al cine de la mano de Gonzalo Suarez en 1977 en plena transición y con la colaboración en el guión del propio Blanco Amor. Se desarrollaba en tierras asturianas y como en este caso el reparto era de lujo, aún más si cabe con Jose Luis Gómez, Sacristán y Ferrandis. Obra que revisitaré pues esta nueva versión me ha dejado un poco con la miel en los labios.

Ambientada en la ciudad ficticia de Auria trasunto literario de Orense y en un tiempo poco definido, narra las 24 horas de parranda de tres amigos cuyo perfil, al menos en la cinta, no queda muy perfilado a excepción del personaje de Cibrán el Castizo que a su vez narra la historia, interpretado con su solvencia habitual por Miguel de Lira.
Bajo la premisa de un realismo tremendista Blanco Amor conforma una tragedia de fuerte acento local, con algunas pinceladas de crítica social. Xan el Bocas (Karra Elejalde), tendente a la violencia es el peor construido y se le podría haber sacado mucho más partido dado la calidad actoral de Karra y por último Aladio el Molhomés con un Antonio Durán "Morris" en estado de gracia y sobre el que el autor descarga el tema de la homosexualidad, los celos y la venganza. Todo ello regado con abundantes dosis de alcohol única forma de evasión vital durante mucho tiempo en tierras y hombres de la España rural. Mundo de hombres donde las mujeres que aparecen suelen ser meros objetos de deseo masculino.

Obra de tintes desgarradores que a mi juicio Ignacio Vilar no ha conseguido trasmitir con la fuerza necesaria, necesitada de un montaje más arriesgado y un punto de vista donde los actores hubieran podido arrastrarnos en ese día marcado por un destino fatal, haciéndonos partícipes de su esmorga.
Consigue sin embargo una notable ambientación y algunos momentos de apreciado lirismo. El final abandona la ambigua e interesante coda de la novela a la que Vilar renuncia sin justificación aparente.
ELZIETE
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