Mangold es un director ecléctico siempre al servicio de las historias que nos ha dejado un puñado de títulos de calidad que nunca han perdido de vista el aspecto comercial intentando con regularidad conjugar una y otra cosa. Este proyecto le llevaba rondando desde el 2010 en busca de la financiación necesaria que al final ha aportado Fox. El resultado es un artefacto notable de entretenimiento magníficamente ensamblado "made in Hollywood" de los que cada vez quedan menos. Una historia de amistad entre dos hombres que respiran gasolina en el marco de la llegada de la marca Ford norteamericana a la competición automovilística que dominaba los italianos de Ferrari.

El "agresivo" y chauvinista  título americano "Ford contra Ferrari" se atenúa en el resto del mundo por el de "Le Mans 66". Película a la vieja usanza de "buenos y malos" donde como es lógico los yanquis son los más listos y arrojados. Ni a Mangold ni a los guionistas les ha temblado el pulso sobre la novela de A.J. Baime del 2009 para modificar, manipular, omitir o agregar todo lo que haga falta en servicio de que todo cuadre "como el dios del entretenimiento manda" y se nos pasen las dos horas y media a la velocidad punta de un GT40. Recomendable es la crítica publicada en Filmaffinity por "Golf" en su apartado de spolier en la que desgrana buena parte de dichas licencias a la hora de jugar con los hechos reales.

Bale y Damon se mueven como pez en el agua en este tipo de productos y no defraudan en su fiabilidad como intérpretes. Los coches rugen y la emoción se sepa o no el resultado está servida en bandeja de plata. Ni a Ford ni  a Ferrari les ha convencido la propuesta que en definitiva no les deja en muy buen lugar a nivel corporativo. Agárrense los cinturones.

P.D.: Lógicamente nada se dice de que al año siguiente Ferrari se fue a territorio USA y le devolvió la pelota a Ford ganando las 24 horas de Daytona y repitiendo la entrada triunfal, en este caso de tres Ferraris en línea de meta.

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