En menos tiempo que el duro Hammer tarda en empezar a repartir sopapos (ni tres semanas) el bueno de Robert Aldrich que acababa el año anterior de estrenar "Veracruz", realizaba en formato serie B , este clásico de culto, la segunda adaptación de otra de las novelas "pulp" noir de éxito del estadounidense Mickey Spillane (1918-2006). "Besamé, mortal" título original homónimo de la sexta entrega de la serie protagonizada por el detective Mike Hammer realizada desde el 47 al 87 y que se encargó de completar Max Allan Collins hasta nuestros días.

El personaje del detective inició su andura sin éxito en la páginas del cómic con el nombre original de Mike Danger. Spillane decidió cambiarle el nombre y pasarlo a las novelas baratas. A los estamentos morales de la época no les hizo gracia la falta de valores tradicionales del protagonista pero el público le dio su beneplácito y de la primera entrega "Yo, el jurado" llegó a vender en diferentes formatos hasta 6 millones y medio de ejemplares solo en USA. El salto a la pantalla no se hizo esperar y en el 53 Harry Essex la dirigió con Bifft Elliot en el papel del detective. Nuevas adaptaciones para cine y televisión de las novelas se fueron sucediendo. La más popular fue la  serie televisiva protagonizada por Stacy Keach en los 80.

Al cine duro y violento de Aldrich la cosa le iba como anillo al dedo y tanto él como la sobresaliente labor de fotografía del gran Ernest Lazo tanto en exteriores como en estudio se lucieron en esta joyita, cuyos méritos artísticos están muy por encima de los actorales, con un casting que sin desmerecer y en general, es lo mejor que hicieron en la pantalla grande en sus diferentes carreras. Algunas de las protagonistas femeninas aún viven. No así el "guapito" Ralph Meeker (1920-88) al que Aldrich le escamotea su perenne pistola en la sobaquera y le hace mucho más "blandito" que el original. Este "Harry el Sucio" de los años 40 y 50 marcado por la IIGM, cínico, misántropo, amoral que se toma la justicia por su mano buscando su propio beneficio está muy limado por Aldrich y sus andanzas en el mundo oscuro que frecuenta sabiamente ejecutadas en el fuera de campo. El director te pega al asiento con un inicio brillante y nada convencional y el hilo de la trama ya no te suelta hasta el final al tiempo que mima los encuadres, con esos picados y contrapicados en interiores que prefiguran los ambientes de "Que fue de Baby Jean" (1962). El despegue económico de los 50 en USA, se deja notar en el mobiliario y la tecnología del apartamento de Hammer, en los coches (una maravilla el Jaguar XK120) así como la inquietud de la sociedad de la época por la amenaza nuclear.

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