James Bond, la saga más venerable y extensa de la historia del cine llega a su fin. Es un final inesperado, un fin de ciclo. Lo que vendrá, está por ver, pero ya no será nada igual, eso seguro.
Han criticado mucho este film por su sentido inclusivo ("me too") y, por su excesiva emotividad, pero es lo que hay. James Bond está en constante evolución y, ha trascendido las páginas de sus historias a los fotogramas, para seguir construyéndose en paralelo al mundo actual (así lo habría querido Ian Fleming seguro).
Brillante y espectacular la acción desde el inicio, es la aproximación más seria al personaje de 007 (con excepción de la parte más cómica y superflua junto a Ana de Armas). Muestra a un James Bond en familia (toque emotivo), pero cargado de violencia y desgastado anímicamente.
La película tiene fallos de guión y aspectos dudosos o escasamente resueltos pero, es un fin de traca memorable y bastante decente.
HASTA SIEMPRE 007.