Si ya estabas echando en falta la esencia de Tim Burton en sus últimas películas, en ésta volverás a recuperar la confianza en él. Por fin el siniestro director ha vuelto a crear otro pequeño cuento maravilloso de stop motion (en mi opinión, su fuerte).

Toda la película es un homenaje a muchas de sus obras: el barrio y el desprecio del vecindario (Eduardo manostijeras), los monstruos reciclados de Pesadilla antes de Navidad, Sparky, que podría ser la encarnación de Spike (el perro de La novia cadáver), la película que ven los padres (Ed Wood) y finalmente el propio Victor, que está inspirado en una de sus primeras obras, el corto Vincent.

La historia es entrañable, divertida y, como no, algo macabra. Si tuviera que mencionar algún “pero” supongo que sería la escasa presencia de la música de Danny Elfman , tan importante y característica en su carrera.

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