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España España · Somewhere over the rainbow
Voto de iñaki:
8
Drama Sandra dispone sólo de un fin de semana para ir a ver a sus colegas y convencerlos de que renuncien a su paga extraordinaria para que ella pueda conservar su trabajo. Su marido la acompaña para apoyarla. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película termina con tal lección de coherencia por parte de la protagonista y con tal declaración de fe en la dignidad de las personas normales por parte de los autores, que con el subidón se me saltaron las lágrimas y vine presto hacia el ordenador para escribir una crítica de diez. Me gustan los Dardenne. Sus personajes y las situaciones que describen pueden ser reconocibles en la vida normal, algo difícil de encontrar en las películas.
Quería señalar que, de las películas que llevo vistas de los Dardenne, esta era la que tenía unos protagonistas menos exasperantes y una cámara menos nerviosa; que no se subrayaba hasta lo obvio de perversidad del sistema social en el que vivimos (está claro que hacer que sean los propios trabajadores los que decidan el despido de una compañera es una canallada por parte de la empresa); que la gente, en general, salía bastante bien parada (hay compañeros que están incondicionalmente a favor de Sandra; algunos de los que votaron por el despido tienen razones más o menos legítimas y comprensibles y, entre estos, los hay que se odian a si mismos por haberse vistos forzados a ser tan mezquinos; sólo una minoría muy minoritaria adopta la actitud de "que se joda") y los Dardenne no son tan pesimistas respecto al género humano como podrían parecer. El caso es que al final, Sandra quedaba como una auténtica heroína.
Luego recapacité: "¿Cuánto valen mil euros en Bélgica?". He consultado y me he enterado de que en Bélgica el salario mínimo estipulado por ley ronda los mil quinientos euros mensuales (euro arriba, euro abajo, el doble que en España) y que, teniendo en cuenta la diferencia de precios, es más que suficiente para cubrir las necesidades básicas (cosa que en España no). Vamos, que para un trabajador belga renunciar a mil euros no supone el mismo sacrificio que para un trabajador español, que es muy probable que no los vea juntos tras un mes de trabajo.
Después pense: "¿Y como está el mercado (laboral)?" y, según datos de hace un par de meses, el porcentaje de mujeres desempleadas mayores de veinticinco años en Bélgica es del 7%, porcentaje que para sí lo hubiese querido España incluso en los años de vacas gordas. Y llegué a la conclusión de que en España sí, Sandra hubiese sido una heroína (bastante absurda), pero que en Bélgica no pasaba de ser una señora muy digna.
iñaki
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