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España España · Cáceres
Voto de KraSti:
4
Drama. Musical Joselito es un niño cuya madre se fue del pueblo cuando él apenas era un recién nacido y cuyo padre ha muerto. Vive con el abuelo, el campanero del pueblo, y su mejor amigo es el sacristán. Aficionado a cantar, no ha perdido la esperanza de conocer algún día a su madre. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
PRÓLOGO.

José de nombre, los que le conocíamos le llamábamos Joselito. Niño prodigio donde los haya, ya desde que jugaba a bote, botero con sus amigos del colegio cantaba saetas, y boleros de Tamara. Era un genio, y pronto sería contratado para hacer películas convirtiéndose en toda una celebridad de aquella España minusválida. Pequeñas obras como “Los dos golfillos”, “El pequeño coronel”, o esta que nos ocupa se convirtieron en invitados frecuentas de las familias de aquella época, y de la venidera. Luego llegó el desastre, Joselito volvió a ser José, y el tiempo se enemistó con él, hasta su trágica muerte. El mundo ya nunca sería el mismo. Mucho se ha escrito sobre Joselito, pero jamás se ha contado la verdadera realidad de los hechos, nunca, hasta ahora. Esta es una historia sobre tiempo, infelicidad, ruiseñores, y masturbación incontrolada.


CAPÍTULO 1. Donde descubrimos que la felicidad es un descubrimiento aún por descubrir.

Joselito se quedó castigado en la hora del recreo por bajarse los pantalones en misa. La clase estaba muda, él en una esquina, en la otra esquina su compañera de clase Marisi, también castigada por robar un examen, y al frente el omnipotente, perilloso y siempre puntiguado, profesor Vivas, más joven que de costumbre. Los pupitres poblados de libros y cuadernos desparramados, y junto al encerado la imagen de aquella avutarda, que con sus ojos fusilaba a los reclusos de aquella aula. El traqueteo del reloj resonaba por toda la habitación, como un compás. Entonces Marisi enderezó sus manos y comenzó a dar palmadas tratando de encontrar un ritmo. Joselito, giró su cabeza súbitamente, abrió su boca emplumada y comenzó a cantar “Por el camino del desierto …” El profesor Vivas, desconcertado, se subió encima de la mesa del profesor y comenzó a bailar. Se creó un clima de extraña magia que finalmente fue violado por el timbre de regreso a clase, Jose y Marisi sonrieron, el profesor Vivas miró a cada uno con rostro furioso e imprecó “Esto no quedará así”.

En la siguiente clase, todos atendían plácidamente al Padre Hermida, el profesor Vivas entró acompañado de unos señores de negro, trajeados y con gafas de sol. Con su mano señaló al muchacho y fueron a por él. Marisi se abalanzó, intentando sin éxito que no se llevaran a su amigo.

- Tranquila Marisi, volveré.
- Joselito, por favor, enviame un watsap cuando puedas.
- Vale, si no nos vemos, espero que todo te vaya bien.
- Sí, me convertiré en profesora de Historia y tendré un conflicto armado y sexual con una becaria encima de unos exámenes, como te dije.
- Eres un sol, Marisa, eres un sol.
- Corre, corre, Joselito.


CAPÍTULO 2. Donde descubrimos que la tristeza pare felicidad y la felicidad pare tristeza.

Lo que más le gustaba a Marisa era cantar con su amigo, siempre lo hacía, en el recreo, en el parque, en los recreativos, en clase de Lengua. Habían pasado tres años y su amigo no volvió a cantar con él. Hoy en la tele, después del NODO, ponían “El pequeño ruiseñor”, una película de un niño prodigio que cantaba como los ángeles, ese niño era su amigo, y como si estuvieran en el patio, Marisa (que era un solete) puso a cantar con él amarrada al televisor con una lágrima en el vientre. Jose no le llamó, estaba seguro que algo había pasado con su amigo, algo le habían hecho, su amigo nunca le abandonaría. Su amigo, su amigo …

Joselito salió más tarde ese día de su sesión de “aclimatización mental” Por la tarde rodaba, antes había asesinado a una de sus costureras, que le había entregado su pantaloncito arrugado. Antonio del Amo, con su sobrino, el pequeñajo y maligno Simón ese día le exigieron más de lo normal. Acabó agotado, y con ganas de matar, pero solo le dejaban matar tres personas al día.

Joselito llevaba mucho tiempo sin jugar a la pelota, sin recibir un abrazo. Los agentes de la CIA lo habían incluido en lo que más tarde se llamó Operación MK-Ultra, es decir, estaba inserto en un proceso de contaminación mental para influir en sus espectadores. Tenía exactamente 213 chips para alterar su comportamiento alojados en su cuerpo, pero ninguno en su corazón. Por muchos actos malévolos que hiciera no dejaba de sentir remordimiento, pena y nostalgia. Castraron su juventud, convirtiéndole en un pseudoniño de carne y metal profundamente infeliz, pero que era capaz de hacer feliz a millones de niños

[el resto de la historia está en la película "Saeta del ruiseñor"]
KraSti
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