Madre, qué difícil va a ser escribir esta crítica y conseguir que se entienda lo que quiero decir.

Sentimientos encontrados en esta película. Porque a nivel cinematográfico, es buena, bastante. Bien dirigida, fantástica interpretación de Carey Mulligan, un guion decente a nivel de coherencia.y construcción de la historia, buen ritmo, comedia efectiva, la música encaja sorprendentemente bien...

Pero esta película está hecha para dar un mensaje. Todo, absolutamente todo está dirigido y manipulado para transmitir ese mensaje. No es como otras cintas que tiene una moralina final y tú decides si comprarla o no. Aquí el mensaje está impostado de tal forma que parece que eres un asqueroso gusano si pones algún pero. Y yo tengo varios.

Para empezar, esto de feminista no tiene nada. Aquí no se habla del valor de una mujer o la defensa de sus derechos, ni mucho menos de igualdad. Aquí se roza el supremacismo con una perturbada misandria a la que te obligan a percibir como heroina. Aquí se habla de cargarse la presunción de inocencia. Aquí se habla de que todo es o blanco o negro y que debe ser la mujer la que dicte el color.

En las pelis del Holocausto te cuelan al final un alemán no nazi. En las de racismo en el sur de USA te deslizan un blanquito antiesclavista. Hasta en las de dinosaurios te cuelan a un carnívoro bueno. Es un cliché total, pero muy necesario para poner en balance el asunto que estás tratando.

Pues aquí no, machirulos. Aquí te muestran a todos los personajes masculinos como puñeteros monos con pistola. Incluso los que solo tienen dos míseras líneas de diálogo. Te insinuan que no todos son malos, solo son idiotas sin saberlo. Y aquí casualmente no han respetado las cuotas raciales, qué casualidad. Los únicos varones que irán al cielo matriarcal (previa extirpación de su tóxica masculinidad) son uno que es el felpudo de su mujer y otro que se redime implorando clemencia como un osito de peluche.

Estamos en un mundo en el que los seres de luz (hembras y hembros) se ven con la obligación de decirnos a los demás que la violación está mal, que las minifaldas no son puertas abiertas y que sola y borracha quiero llegar a casa. ¡Que ya lo sabemos! Que tenemos sentido común y eso vale más que cualquier discurso. Lamento deciros que a los imbéciles violadores que quedan sueltos no les podéis educar con supremacismo pop, no funciona. Lo único que se consigue es el rechazo de aquellos que están de vuestra parte pero que no quieren sentirse pisoteados ni metidos en el mismo saco que los despojos a los que os dirigís.

Y ahora, para cortocircuitar a todos esos seres de luz que hayan sido capaces de leer hasta aquí sin fusilar esta crítica todavía, diré que no me importaría en absoluto que Emerald Fennell ganase el Oscar. Su trabajo de dirección es muy bueno, mil veces mejor y con más estilo que ese Power Point llamado Nomadland que ha hecho Chloe Zhao, la presumible vencedora. ¿Cómo te quedas?

Una última reflexión en el spoiler y publicidad rastrera de mi blog: cinenecio.com