Mucha gente ha dicho en otras críticas que esta película debería mostrarse en los institutos a ver si las adolescentes espabilan y se dan cuenta de que lo que tienen vale oro, entre otras cosas gracias a otras que no lo tuvieron tan fácil. Y la verdad es que no puedo estar más de acuerdo.

Pero también la película debería mostrarse también en toda aquella asociación en la que esté representadas las mujeres. Sean madres, abuelas, solteras, casadas, viudas o monjas. Hay que aprender a curar la ignorancia de muchas. El saber a veces te hace abrir los ojos y empezar a mirar a tu alrededor de otra manera.

Carey Mulligan consigue transmitir la transformación de una mujer que descubre dónde está lo importante por lo que luchar y por qué.