Si bien esta secuela viene a ser más de lo mismo, con prácticamente la misma historia y la misma estructura que la primera, lo cierto es que no es mala película.

El ritmo es bastante ágil, la banda sonora de Jerry Goldsmith sigue intimidando como pocas, hay tensión y muertes variadas para contentar al personal. El nuevo crío no transmite el mal rollo del otro, puede que por darle líneas de diálogo, pero algo de inquietud produce. Tiene un gran reparto que sin deslumbrar, cumple de sobra.

Lo más negativo es la inevitable comparación. Aquí es todo mucho más evidente, siendo un adiós definitivo a la duda razonable. Es totalmente predecible, de principio a fin. Se podían haber currado una historia un poquito diferente a la original, y tiene algún detalle que no termina de cuadrar.

De todos modos resulta entretenida. Satisfactoria dentro de lo que cabe. Para seguidores del terror.