Ni siquiera el reparto coral (elenco de afamadas estrellas de tv o cine), el intento de recaer en viejos chistes consumistas a la peruana y la incorporación del payaso de Hugo Salazar que a esta altura anda algo desfasado, hacen de esta una película con instintos básicos flacuchos y de una menor intensidad.
Esperaba ver algo más allá que discusión mediática corriente y resulta que fuimos todos testigos de una comedieta de consumo veloz sin la más mínima afinidad y cuidado en el cocinero Manuel que prefiere remarcarse como un adinerado acomplejado, ante una guerrilla de rivales con sus clichés, un puño donde más impacta es incorporar a una chica reality que estereotipa el cretinismo abierto femenino (Michelle Soiffer) y finalmente no sabes si quieres devolver el dinero o por el cebiche contaminado o porque este filme estuvo tan desabrido y enredado.

Querido Winitzky, ser un comediante tragaldabas, no está mal, pero no al nivel Putin (controlándolo todo)
Lee y escribe bien.