Harto de tanta película triste, cansina, violenta, que supura amargor por los cuatro costados, me apunto a ver esta otra, atraído por Bruce Springteen y por la sinopsis. Leo las críticas del personal y me reafirmo: «si los de siempre ladran, cabalguemos en la bondad, la alegría y la esperanza». Durante toda la proyección se hablan de miserias humanas que aún hoy, después de treinta años, siguen ocupando gran parte de la atención de nuestra sociedad, pero siendo combatidas con amor, libertad, igualdad y solidaridad, y con la música de un pedazo de Hombre como catalizadora de estos valores universales. Hay asertividad pero no violencia ante los errores, hay perdón cuando uno se da cuenta de que la caga, y comprensión y amistad; están las grandes preocupaciones adolescentes que todos hemos sufrido o disfrutado, y una respuesta moderna, transformadora, divertida, lúcida.
¿Vas a poner a tus chavales qué película? ¿Una de tiros? ¿de sexo entre gente que ni siente ni padece? ¿de traiciones y venganzas? ¿O una que les haga ver y construir el mundo como una posibilidad de ser mejores?