Al nuevo reboot diseñado por Abrams se le pueden hacer varios halagos (enganchar a los profanos, renovar desde el respeto, etc), pero ahora mismo el que me sale es que ha sido capaz de superar, con un amplio margen de ventaja, a cualquiera de los subproductos lanzados por George Lucas para estafar a sus fans: tanto en Star Trek como en Into darkness hay más cine, más espectáculo y más sentido común, y la proverbial pobreza de medios de la saga trekkie es ya es historia. Y de que manera, porque esta película es sencillamente espectacular porque a unos CGI soberbios y usados con buen criterio hay que sumar que Abrams tiene una forma de narrar lo suficientemente clásica para que uno sepa lo que está viendo, aunque muestra una serie de tics con la cámara que debería pulir. Por lo demás, el reparto cumple a la hora de trasmitir química en la tripulación del Enterprise y Cumberbatch llena literalmente la pantalla con su maldad. En resumen, Blockbuster modélico (yo diría que el mejor de los últimos años) y un espectáculo muy recomendable.