Estas son por tanto opiniones acerca de la primera temporada. ¿Veredicto?: decepción, la verdad. Este juguete carísimo empieza bien (muy bien en ciertos momentos), abre melones con buen aspecto, adopta formas de ciencia ficción, filosofa con galanura y, con no mucho camino recorrido, se viene abajo miserablemente. Y la culpa es exclusivamente de los showrunners y un poco de HBO por haber soltado tanta pasta sin haber revisado antes los guiones. Retomando la crítica, el punto de partida no es original (el tema de la identidad y de los niños de madera que quieren ser niños reales está explotadísimo a estas alturas) pero sí estaba bien planteado e inmediatamente nos interesábamos por los personajes, hasta que los guionistas decicieron que había que entrar en un bucle sin fin. Señor Nolan, de poco sirve guardarse algún giro abracadabrante para el final si durante un puñado de capítulos se ha aburrido y desesperado con las mismas situaciones y las mismas ideas: una vez que se pierde al espectador, no se recupera. Por compararla con su hermana mayor, Juego de tronos, aunque en mi opinión sea un gigantesco teatrillo basado en tetas, violencia e intrincados árboles genealógicos, es un completo éxito a la hora de entretener y captar la atención del respetable, y por ello es muy superior a ésta historia pretendidamente filosófica y que ni divierte, ni hace pensar, ni nada de nada. ¿Mejorará?: veremos.