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México México · México Distrito Federal
Voto de Coleccionista Visual:
10
Drama Los habitantes de un campo de refugiados del Kurdistán iraquí buscan desesperadamente una antena parabólica para poder estar informados del inminente ataque americano contra Irak. Los niños del campamento, liderados por un chico al que llaman "Satélite", se dedican a la recogida y venta de minas antipersona. Nuevos refugiados llegan al lugar: un joven mutilado, su hermana y un niño pequeño. Satélite quedará prendado de la triste belleza de la joven. (FILMAFFINITY) [+]
12 de mayo de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es indudable que el acondicionamiento psicológico que reciben los jóvenes enfilados al campo de batalla, es muy eficaz para el beneficio de unos cuantos y desastroso para millones de personas que viven los avatares de la guerra en la que casi nunca se notará el beneficio. Aquí se puede ver un fiel retrato de las circunstancias que aquejan a la población iraquí, donde no hay distinción: viejos, niños, mujeres y hombres son enfocados con incertidumbre por un ataque latente del tirano de tiranos.

La fe y la esperanza se encuentran rotas, las ilusiones son pisoteadas desde temprana edad; trabajo injusto, peligro latente; una película llena de tristeza que te sacia de vergüenza y enojo. ¿Por qué matar inocentes? ¿Sólo porque otro me lo impone? Con todas las atrocidades vistas en está región del mundo (gracias a la lente de Bahman Ghobadi) así como en otras, definitivamente mi pensamiento sobre cuestiones patrios se reafirman: me vale un sorbete tu bandera.

Con asombro vemos a los niños actores de esta película, no es efecto visual, es real y sin contemplaciones seguimos con angustia sus actividades y es inevitable el ligue emocional con ellos.

A pesar de que es una noticia conocida por las notas informativas de la sección internacionales de los noticieros, no se puede hacer una comparación tan burda y estúpida con lo visto en el filme; la primera se caracteriza por se corta, en un contexto periodístico y muchas veces plagada de sensacionalismo; en el caso de la segunda es una exposición mucho más cercana, de duración considerable, con una o varias de las muchas historias que la gente quiere y debe contar. No existe identificación con los personajes, es un momento único para ellos, gracias a que los occidentales tenemos otro tipo de disyuntivas a otro nivel.

Atrévete a mirar el verdadero miedo de un pueblo que pide clemencia.
Coleccionista Visual
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