Con esa tendencia de la televisión latinoamericana por hacer remembranza de figuras destacadas del mundo de la farándula, la política o el deporte, se pueden encontrar desde las más melodramáticas y de escasa objetividad, hasta las más densas y obscuras que escudriñan lo más elevado de complejidad de sus protagonistas. A Monzón se le puede ubicar dentro de esa clase, que sobrepasa la simpleza del enaltecimiento y opta por explorar una personalidad hosca, de naturaleza ruda, intolerante y machista.

Con una trama ensamblada en idas y regresos en tiempo, los directores se dan a la tarea de mostrar la evolución de Carlos Monzón y ese proceso de inmersión al ámbito del boxeo, con episodios complicados por su falta de pertenencia y la manera de afrontar las disyuntivas, siendo el confrontamiento físico el recurrente.

De extracción humilde el boxeador encontró personajes clave en su impulso como deportista y posteriormente al estrellato como figura reconocida, quien flirtea con los excesos, el abuso de cuestiones de género que propicia su descenso hasta los tribunales.

Con buen ensamble del proyecto en general, en tono de thriller y unas interpretaciones acordes al personaje central, «Monzón» es otro título que da muestras de abordar temas sin maquillar los sucesos vividos por las ahora celebridades.