Se llega más lejos con una palabra amable y una pistola, que sólo con una palabra amable, les dice Al Capone a la prensa. ¿Nadie va a detener al mayor gangster de los años 30? Quizás si, un grupo de incorruptibles agentes de policía intentarán hacerle frente en una de las mejores películas que el final de los años 80 pudo darnos.

Más de una vez os he hablado de Brian de Palma, un cineasta al que muchos apodaron como el alumno aventajado de Alfred Hitchcock y tuvo su momento de gloria en los años 80-90, cuando cada película que estrenaba era casi un acontecimiento. Es el director de ‘Vestida para matar’, ‘Scarface’ y la que nos ocupa: ‘Los Intocables de Eliot Ness’.

Sean Penn dijo una vez que “algo se perdió cuando los hombres dejaron de llevar sombrero” y uno ve a Eliot Ness y sus intocables por la ciudad de Chicago imponiendo el orden y no puede pensar en otra cosa. Son los años 30, Hoover acaba de prohibir el alcohol. No hay televisión y es el auge de la prensa escrita. Aquellos agentes de la prensa eran capaces de convertir en héroe o villano a quien quisieran… o a quien les pagara mejor. Y Capone era el amo.

Fruto inevitable de haber dirigido en 1983 la hiperviolenta (y genial) ‘Scarface: El Precio del Poder’ sobre un gangster recién llegado de cuba sin un solo dólar en el bolsillo y dispuesto a vivir el sueño americano, De Palma rebaja el nivel de violencia de su anterior film pero casi no cambia el tema: Tony Montana deja el relevo a Al Capone y las diferencias son mínimas. De Palma cerró su trilogía sobre el mundo del hampa con ‘Atrapado por su pasado’ unos años después. Tres películas inmejorables grabadas por, en aquel entonces, un maestro del suspense.

Pero hay más dentro de ‘Los Intocables de Eliot Ness’ que la convierten en un clásico inmortal del cine contemporáneo. En aquel momento David Mamet era el guionista más reputado y firmó el genial libreto de la película.

Además, De Palma contó con un reparto de nivel: Costner estaba casi en la cima de su carrera (la alcanzaría unos pocos años después con ‘Bailando con lobos’) por aquel entonces. A pesar de que no estaba convencido del proyecto, fue el guionista David Mamet quien terminó por hacer que aceptara el papel. Costner da a su personaje la firmeza y rectitud de un lider, que verá sus principios cuestionados en más de una ocasión.

A su lado, Sean Connery meritorio de estatuilla (tras leer el guión, rebajó su caché oliéndose un éxito). Malone es el tipo astuto de la banda. Sabe el cómo, dónde y porqué de los asuntos de Capone. Junto a este está Stone, joven policía a punto de licenciarse interpretado por Andy García (apunto de ser sucesor de los Corleone) que da energía y soberbia a su personaje. Cierra el grupo Charles Martin Smith como el honrado y trabajador “contable”.

Juntos deben hacer frente a Al Capone, en la que es la enésima transmutación de un casi irreconocible Robert DeNiro. DeNiro está excepcional, como todo el reparto, está en su gran momento y con cada aparición se come la pantalla a mordiscos.

Y para siempre inmortal la secuencia de las escaleras, con el carrito del bebé cayendo a cámara lenta mientras se sucede un brutal, aparatoso y épico tiroteo entre los hombres de Eliot Ness y los villanos de turno. Un homenaje de De Palma a ‘El Acorazado Potemkin’. Una película imperecedera en el tiempo que se disfruta cada vez que la vemos.

Y por último, una curiosidad: Todos los personajes que beben alcohol en la película acabarán muertos.

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