El Rey León es una fábula de enormes dimensiones. Es de las pocas películas infantiles que deja igual de embobados a niños y adultos.

Como animación de dos dimensiones es un milagro, tiene unos coloridos de la sabana africana enamoradores. Es cautivadora desde el principio. La apertura con ese amanecer ya es una genialidad de la animación, pero lo mejor de todo es que la película no decae un nigun momento, tiene un final redondondo, y se hace corta y deja ganas de más.

La temática es mucho más adulta e identificatoria de lo que cabría esperar para una película infantil de animación. Con el relato sobre la vida y la muerte, sobre el lugar de cada uno en el ciclo de la vida, se crea una historia muy satisfactoria para este tipo de películas. Todos los personajes tienen su carisma y su chispa y, esta vez, su profundidad (incluso los bichos malos de las hienas). Destaca por supuesto el protagonista Simba, al principio como un niño despreocupado, inocente y travieso, y que sufre un proceso que le lleva a no superar sus miedos y a no aceptar responsabilidades adultas.

¡Y qué decir de la música! La película tiene unos números musicales inolvidables. Y es que la banda sonora de Elton John y Tim Rice no es muy buena, es insuperable. Una fiesta musical que, si la historia no nos ponía los pelos de punta, esto lo hara.

Nunca fue de mis películas de animación favoritas de Disney en mi infancia, pero ahora sí lo es.

Buen doblaje español, pero la versión original es igual de recomendable.

Lo mejor: Todo
Lo peor: Nada...¿la serie Timon & Pumba?