Shyamalan despunta en el competido terreno hollywoodense con esta propuesta de terror y suspenso. Inteligentemente llevada y planteada, no hubo un solo momento en que mi atención se distrajera. Algunos la tachan de comercial y de ser un thriller barato. Y si es así, cuál es el problema. La finalidad de este proyecto era entrener y el cineasta lo logró muy bien. Los medios de comunicación y las estrategias de marketing jamás mencionaron que se trataba de cine de arte. Es una muestra clara del excelente CINE COMERCIAL de Hollywood. El hecho es que el sorprendente final, hasta la fecha, ha sido copiado por una cantidad abrumadora de películas con temas similares. Sin embargo, cabe mencionar que lo que el director-escritor logró con este largo metraje, todavía no ha podido superarlo. La actuación del niño genio, Haley Joel Osment, cautivó al auditorio y a la crítica internacional. A mi juicio, la mejor película comercial de su género en los últimos 7 años.